Capitalismo canalla.Por: Ángel Luis Jiménez.

Capitalismo aparentemente invisible a través de una lectura novedosa y original de personajes, tramas y escenarios de obras literarias como Robinson Crusoe o autores clásicos como Dickens, para entender la evolución del capitalismo salvaje en el que vivimos y poder romper con la docilidad paralizante de esta sociedad en crisis.Robinson Crusoe en su isla se comporta como un dictador desarrollista cuando, en realidad, vive solo en una isla salvaje. Nosotros fingimos que vivimos en un mundo de escasez, de modo que la gente no tiene donde vivir en países como el nuestro llenos de casa vacías o incluso con la gente muriéndose de hambre mientras tiramos todos los días miles de toneladas de comida. El proyecto del sistema capitalista es desencantar al mundo social reduciéndolo solo a relaciones a través del mercado y salarios.  Charles Dickens conocía bien el capitalismo canalla y el trabajo asalariado. A los doce años dedicaba diez horas diarias a pegar etiquetas en los envases de betún de una fábrica del centro de Londres. Por eso Oliver Twist, su segunda novela, no es una historia sobre la dureza del corazón, sino sobre la decadencia de las instituciones coercitivas de gestión burocrática del proletariado. La ironía de Dickens saca a la luz medidas arcaizantes, una vez que las clases populares han sucumbido a la política salarial.A partir de entonces, dice Rendueles, el control social se dirimirá a través de medidas muchos más amplias y ambiciosas: médicas, religiosas, y, sobre todo, pedagógicas. A lo largo de todo el siglo XIX las élites irán completando las medidas punitivas contra el proletariado con proyectos filantrópicos de largo alcance que aspiran a educar a las clases populares para hacerlas más diligentes y sumisas. Alguien me dirá que estos son ecos del pasado. Pero en la era plena del capitalismo, el campo de batalla donde tienen lugar los grandes conflictos sociales es en el trabajo asalariado. Y no me cabe la menor duda que se trata de un enfrentamiento entre varones urbanos que discuten las condiciones laborales -ya ni eso- en las que obtendrán sus sustentos y en la de quienes han quedado relegado de ese espacio -mujeres y trabajadores del campo- que desempeñaran un papel marginal y como mano de obra barata disponible.Escribiendo esta reflexión me preguntaba qué pensaría el Papa Francisco, un referente de nuestro tiempo, sobre este capitalismo canalla, y grande fue mi sorpresa al descubrir las palabras de su visita a Bolivia este verano pasado donde instaba a una rebelión contra el capitalismo y un cambio estructural de la economía global que atentaba contra el proyecto de Jesús y de la Iglesia. Así que había que pasar a la desobediencia social, y a una rebelión de las masas contra los superricos capitalistas.  Esta es una conclusión de los argumentos del Papa recogida en la prensa esos días. Dice el Papa Francisco:Tierra, techo y trabajo son «derechos sagrados». Todas las personas tienen el derecho otorgado por Dios a un trabajo, a la posesión de tierra y a una vivienda. Por supuesto, no son promesas ni objetivos de los sistemas económicos actuales de EE.UU. y otras partes del mundo. Tampoco están dentro de la enseñanza tradicional de la Iglesia católica, que aunque aboga por un trabajo digno, no lo declara un derecho otorgado por Dios.La gente, y no el beneficio, debe ser el foco de la economía global. Francisco tilda el capitalismo no controlado como “dictadura sutil” y “estiércol del diablo”, y sostiene que cuando gobierna “la ambición desenfrenada de dinero”, el “servicio para el bien común queda relegado”. “Digamos ¡No! a una economía de exclusión e inequidad donde el dinero reina en lugar de servir. Esa economía mata. Esa economía excluye. Esa economía destruye a la Madre Tierra”. Miles de millones ya no pueden esperar más los cambios. Refiriéndose a las injusticias económicas el papa dijo que “el tiempo parece que se estuviera agotando; no resolvió nada el pelearnos entre nosotros, sino que hasta nos ensañamos con nuestra casa”. El papa moviliza a la gente: “digámoslo sin miedo: queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras”. El cambio empieza desde abajo. El papa subraya que los cambios estructurales no llegan “porque se impuso tal o cual opción política”. Los cambios desde abajo funcionan, dijo, porque vivir “cada día, empapados, en el nudo de la tormenta humana” conmueve y mueve.Obligación moral, un mandamiento. “La distribución justa de los frutos de la tierra y el trabajo humano no es mera filantropía. Es un deber moral. Para los cristianos, la carga es aún más fuerte: es un mandamiento. Se trata de devolverles a los pobres y a los pueblos lo que les pertenece”.Qué más decir sobre el capitalismo canalla si el Papa Francisco lo ha dicho todo…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

· Noticias de Hoy
· Lo + Leído

Quizás te interese.

Destacamos en Tarifa

Síguenos

Recibe un email al día con las noticias de Tarifa

Se ha enviado el formulario correctamente.

En breve le contactáremos

Muchas Gracias