Aviso a navegantes.Por: Ángel Luis Jiménez

IAM/ALJ El insulto tiene precio, que lo sepan los que insultan, injurian y amenazan en las redes sociales. En las redes no impera la ley de la selva, y así lo acaba de dictaminar el Juzgado de 1ª Instancia nº 40 de Madrid condenando al denunciado por “intromisión ilegítima en el derecho al honor” de la corresponsal de RTVE, Almudena Ariza, tras publicar en diferentes webs expresiones insultantes y denigrantes contra la periodista.

Injurias, amenazas y vejaciones son delitos que han encontrado en Internet un fabuloso caldo de cultivo. A estas alturas todavía hay gente que cree que en la Red impera la ley de la selva y que en foros, chats o redes sociales se pueden verter todo tipo de barbaridades impunemente. Apelar a la libertad de expresión para justificar riadas de improperios y dardos hirientes contra el honor de las personas sigue siendo un recurso habitual. Pero la libertad de expresión tiene límites muy claros.Las ofensas e insultos en la Red son especialmente nocivas y dañinas. Porque todo lo que se vierte en la Red tiene una repercusión infinita como acaba de dictaminar el Juzgado de 1ª Instancia Nº 40 de Madrid condenando al denunciado por “intromisión ilegítima en el derecho al honor” de la corresponsal de RTVE, Almudena Ariza, tras publicar en diferentes webs expresiones insultantes y denigrantes contra la periodista.Según la sentencia, el denunciado generó “la base, el desarrollo y la consecuencia de la campaña de descalificación a la Sra. Ariza, utilizando no sólo palabras y expresiones insultantes y denigrantes, sino que le atribuyen la comisión de delitos de manera completamente infundada con una evidente voluntad de hacer el mayor daño posible al honor, imagen y profesionalidad de su víctima, sobre todo conociendo que lo que se publica en Internet permanece de manera casi indestructible e imperecedera en la red”.La sentencia añade también que el denunciado actuó “en un acto de revancha por no ver valorado su trabajo por una prestigiosa periodista”.

Ese acto de revancha le mueve -añade la sentencia- “a presentar una querella contra Almudena Ariza que publicita hasta la saciedad” en determinadas publicaciones y webs “con la finalidad de poner en entredicho la profesionalidad” de la corresponsal de RTVE. La querella fue archivada por decisión judicial.El Juzgado ha condenado al denunciado “al cese de dicha información ilegítima”, así como a indemnizar a la periodista con 30.000 euros por daños y perjuicios, y a publicar el fallo de la sentencia en todas las webs y medios en los que se vertieron expresiones insultantes contra la corresponsal. Según la juez no ha habido indemnizaciones más altas en casos similares y en sentencias recientes del Tribunal Supremo para casos de intromisiones ilegitimas en el honor o la propia imagen de las personas.La juez concluye que “la libertad de expresión no ampara el derecho al insulto”. Pero al margen de la cuantía, lo importante es saber que estos personajes que insultan y faltan, al fin, comprueban que los insultos tienen precio.

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