En una comparecencia en Moncloa, Sánchez ha avanzado además que cuando el Gobierno tenga certeza de que «se mantiene a raya el virus y el sistema de salud está listo», se avanzará en una «desescalada» a lo largo del mes de mayo, que no será homogénea en todo el país, sino que variará en función de la incidencia de la pandemia en cada territorio.
En cualquier caso, Sánchez ha señalado que esta nueva extensión del estado de alarma no va a ser igual que las anteriores y se irá levantando por fases después de que los españoles hayan dado «una lección ejemplar» y hayan sido «los ciudadanos occidentales que con más rigor han cumplido las restricciones».
En este sentido ha anunciado que, tras consultar a los especialistas en psicología, en pediatría, al Comité de Expertos y a los científicos que trabajan en la desescalada, mañana trasladará a las comunidades autónomas, el «parecer favorable» del Gobierno para «aliviar» el confinamiento de los más pequeños a partir del 27 de abril.
En principio serán los niños hasta los 12 años, el punto de referencia que establece la ley de salud pública, los que puedan bajar a la calle acompañados de sus padres, «unas salidas que, naturalmente, van a estar limitadas y sujetas a condiciones para evitar contagios», ha precisado. No obstante, no ha dado datos concretos sobre la forma en que los niños podrán salir a la calle.
Asimismo, ha señalado que quiere escuchar el parecer de los responsables autonómicos en una nueva conferencia de presidentes que tendrá lugar mañana.
«Definiremos en las próximas semanas cuáles serán los criterios, requisitos y motivaciones para que los niños puedan salir y bajo qué criterios de seguridad», ha añadido.
El jefe del Ejecutivo ha apuntado que se va a entrar en un momento de desescalada y de transición a una «nueva normalidad», dando pasos «progresivos» y con las «máximas precauciones», con una progresiva desescalada del confinamiento a lo largo del mes de mayo.
«Con el sacrificio de todo hemos logrado contener la propagación del virus», ha subrayado Sánchez, quien ha insistido en que «los logros obtenidos aún son insuficientes y frágiles» para levantar el confinamiento de forma absoluta para toda la población.
Según ha explicado, hay que consolidar estos logros antes de entrar en la segunda fase, la desescalada, que se podrá implantar cuando se cumplan seis pautas marcadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El presidente ha dejado claro que contempla «un horizonte de una lenta marcha hacia esa nueva normalidad» y ha explicado que la desescalada no tiene por qué ser homogénea en todo el Estado, ni por comunidades autónomas ni por provincias y que si se ven retrocesos en algunas zonas se reaccionará «en términos negativos, pero también positivos».
Así habrá distintas respuestas dependiendo de las características de cada territorio: «La desescalada no tiene por qué ser homogénea. Las realidades son distintas». «Si vemos que la pandemia está controlada en un territorio podemos ir más deprisa», ha subrayado.
Sánchez ha indicado que fue «un acierto» que la respuesta al estado de alarma fuera homogénea y uniforme en España. «Lo hicimos con máximos niveles de exigencia para atajar la pandemia en los territorios donde más fuerte atacaba. Otros territorios que no tenían extensión del virus tan pronunciada hoy se ven beneficiados», ha declarado.
«¿Esto significa que en la desescalada tengamos que dar respuesta homogénea? Yo creo que no. Podremos darla diferente, asimétrica. No tiene por qué ser por comunidades, ni siquiera por provincias».
Además, ha recordado que las decisiones no serán «definitivas». «Si vemos retrocesos en municipios o territorios, revisaremos y reaccionaremos».