Que estas palabras te sirvan para hacer una pausa al menos, al principio o en medio de tu mañana, observar un ritmo que no es el tuyo… y parar en la palabra.
Todos podemos detenernos y todos podemos respirar.
Inspira.
Y sigue leyendo despacio.
Espira.
Y suelta, suelta, suelta. Deja que se vaya la prisa.
Ya puedes proseguir después.
Que tu lunes sea más consciente y que hoy el A M O R te toque. Que venga de donde venga tú sepas dejarlo llegar.
Y que hoy también estés bien.
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Amor mío,
no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos;
no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero.
(… …)
Total parcial: te quiero. Total general: te amo.
Así viven muchos amigos míos.(…) Lo que mucha gente llama amor consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto.
Como si se pudiese elegir en el A M O R, como si no fuese un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio.
Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al vesre. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige.
Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.
Julio Cortázar.
Rayuela.