¨¿Qué están esperando que me pase algo?¨

Esta tarifeña cuenta en primera persona una historia que hiela el alma y es imposible te deje indiferente. Busca algo tan sencillo como protección…

“Él sigue en la calle con esa condena, ¿alguien me lo puede explicar? ¿Qué están esperando que me pase algo? No quiero ser una más, no quiero ser un número. Quiero que se me de voz, que alguien me responda que está pasando…me siento desamparada por la justicia, impotente, indefensa. No se acaba esta pesadilla nunca, es un infierno.”

Escuchar esto de viva voz nos debe hacer no sólo hacer reflexionar como sociedad, sino un paso más, movilizarnos. Ella es una vecina de Tarifa con la que “compartimos cola en el supermercado”, debemos además, compartir con ella mucho más, debemos abrigarla y protegerla.

Esta es su historia contada en primera persona. Advertimos de la crudeza del testimonio.

La historia….

Han pasado ya alrededor de seis años desde que una joven tarifeña fuese agredida y abandonada junto al cementerio de la localidad y la lucha y el sufrimiento para ella aún continúa.

Cuando una mujer es maltratada, implícitamente lleva un dolor doble, el que producen los golpes, los insultos, las humillaciones…Pero además está el otro dolor, el de ver como la persona a la que quiere, en la que confía, a la que tendría que buscar cuando la vida te da un revés, esa persona, justamente, es quien te agrede. Esa misma que en la mayoría de los casos, ya que es un patrón que se repite, la mujer ha defendido ante familia y amigos con un ¨…él no es malo, tiene carácter¨ o ¨…está pasando una mala época, pero me quiere¨.

Pero ahora, encima, alguna mujeres están sufriendo el ensañamiento de la justicia, en forma de rebaja de condena por ¨dilación indebida¨ a sus agresores.

Nos hemos sentado con una de las víctimas, a la que el miedo la atenaza de día y de noche, sabiendo que su agresor, no solo sigue en la calle, después de cumplir tan solo nueve meses de prisión, sino que además, el TSJA, Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, le ha rebajado en tres años la pena, por su propia incapacidad y haber causado, ¨…Retraso en la tramitación de la causa que no esté suficientemente justificado por su complejidad o por otras razones y que sea imputable al órgano jurisdiccional¨.

Este hecho, lógicamente será recurrida y llevada hasta la última instancia de la jurisprudencia, esperando que la justicia cumpla con su cometido, condenar y hacer pagar al agresor y no a la víctima.

Desde esta redacción podemos contar lo que sucede, pero jamás podremos hacer entender lo profundo del dolor y el sufrimiento que causa a la víctima. Nadie mejor que ella para hacernos entender.