Simplemente, no soy de este mundo. Yo habito con frenesí la luna, no tengo miedo a morir; tengo miedo de esta tierra ajena… Yo no sé hablar como todos. Heredé el paso vacilante para no estatizarme nunca en lugar alguno… Alejandra Pizarnik
Lunes, 23 de diciembre. Celebramos los gloriosos 50 y mi casa se transformó en un espacio de libertad, de alegría, de diversidad y tolerancia, de amor, de mucho mucho amor, donde cada persona cuenta. Tu cumple fue como tú, me escribe María, un espacio para llorar y reír a la vez. Y así es. Así fue. Así soy.
Los que fuimos no estábamos todos y elevamos las copas al cielo, brindando con los de allí, mientras sonaba El Mesías. Otros nuevos vinieron. Lucía y Almudena, Emmucha, Paula y Carmen; sus panas y Manuel. La casa se llenó de solsticio, todo un ritual sin saberlo, y entre danzas y cantes, y abrazos, y jaleo, jaleo, jaleo… ¡que empiece a crecer la luz!, dimos la bienvenida al invierno. Hoy recojo las serpentinas, con gratitud voy volviendo hacia adentro. ¿Y qué es la vida si no? De la raíz a las estrellas, expansión y contracción, sístole y diástole… eso. Y desde ahí, esta tarde de domingo, me viene cerrar el año, y que sean estas las últimas Palabras de aMor del 24.
Empezó con las Danzas Magas, Oporto en enero, despedí a mi coche. En febrero estuve en Madrid, yo nací en un museo. Fui. Contigo. Te quiero. Vi La sociedad de la nieve, flipé con Pobres Criaturas, cambié la cama de sitio. Descubrí que el entusiasmo deriva de «éndon» y de «Teós», por eso las entusiastas tenemos a Dios dentro. En marzo, Bilbao, Arawana. Ecstatic y Matadero. Florecieron las orquídeas. Si se pierde lo Femenino en el planeta, no sobrevivirá nada de belleza, nada de ternura, nada de verdadero amor estético. Hicimos las fotos, ¡María!, Yo también soy Gerda Taro. Cogí flores como Lucía, volvimos de la Interminable. Eres tanto que no cabes. ¿A qué sabe lo que nunca has dicho? En abril fuimos a Granada, Tempus fugit, Manuel cumplió 18. Lloramos con Come, Reza, Ama. Te quiero, te querré y te quise. Gracias por todo. Y caballito conoció el mar. Mayo, celebración, 70. Viva la madre que me parió. Una toma, la vida provee, voy entendiendo mejor lo del jardín de la cueva. Y luego, la graduación. Hoy ha sido. Volamos a Barcelona, Burgos – Ibiza, nos reencontramos. Amor, suavidad, ternura. Más dulzura por favor. Junio en Tarifa, Oasis, JF; el caballo frente a mí en la playa, la noche de la ceremonia. Hermana. Y mi hermano. Mis padres el día de sus bodas. León-Benavente, los bocatas de Sampedros en el cuarto de las bicis. El absurdo militar. Julio y el sur, el sur de nuevo. Cáceres y El Molino, las gallinas, las banderas, la Nana del Caballo Grande, ¡ay el caballo otra vez!, en el río de las mujeres. Éxtasis y Compasión. Sin pensarlo. La Plaza de Avelino Manzano. Luego agosto, sin ropa, sin normas, sin bragas. Recuperé mi libreta. Y la fiesta de las Bodas. El púlpito, el vestido, bendita resignificación. María Zambrano. Mis primos otra vez, juntos los Manzano, ¡Aho! Os quiero. Y la playa de Torimbia, como en junio cuando llovía, pero en espiral esta vez, en círculos. Y un cachopo. Y en septiembre celebrarte, mi vida. Eres tanto, tanto, tanto… Sigue desplegando tus alas, amor mío, que tu vuelo sea incesante. Salamanca – Santander, empezó el curso, me quedé sola, llegó Javier. La vida provee, confianza, respirar. Respiré. Los mejores días de playa aún estaban por llegar. Celebramos también a María, nos plantamos las pelucas. Hicimos un karma yoga de leña. Octubre, vermú de madres. RR, te volví a ver; no fui a dormir a casa antes del Mercado de Especias. Fisterra, me ahogué de miedo. Gracias por acompañarme, mi amor, a vivirlo hasta las trancas. Soltamos a caballito en el mar, escribí Corre. Dije «subamos a casa» pero no salía del coche. Ganó La poda. Soy María Eugenia Manzano. Que sea lo que Dios quiera. Todos mis zapatos aparecieron en las escaleras. En noviembre, Liderazgo. Un atardecer en Oleiros. Narrativa Terapeútica. ¡Vaya viaje! ¿Qué harás con todo eso…? Y En el aire conmovido, siempre Madrid. Madrid otra vez. Tu regalo. Me postro ante lo que llega, no sé cómo decirlo, me postro y lo recibo, elevo mi gratitud, una oración al cielo, ¿cómo ibas a perderte tú mi 5o cumpleaños? Gracias, gracias, gracias. Seguimos siendo infinitos. Diciembre cerró Bioenergética, lo atravesé, lo hice, aquí estoy. Más adulta, más dueña de mí, más libre. Sí. Con buena suerte, otros 20. Nada que perder, nada. Hazlo. Ve a por ello. Móntate tu chiringuito. Volvimos a ofrecer un masaje. Nos metimos en el mar. Me miro, me reconozco, me quiero. Ahora lo comprendo mejor. Y los cafés donde leo poemas, los paseos que inspiran relatos. ¿Algo más? qué sé yo. La felicitación de mi hija, su vídeo, Tú eres eso. Honro estos Gloriosos 50 celebrando lo vivido. Todo era necesario. Todo va tomando sentido.
Felices días navideños. Y hoy también, que tú estés bien. Hasta pronto.