Los jóvenes y el revisionismo histórico. Por: Ángel Luis Jiménez

Lorca está más presente que nunca. Su historia resuena otra vez, recordándonos que el pasado siempre encuentra la forma de repetirse. En su penúltima obra, Lorca se mezcla con su tierra y convierte la desesperanza en una crítica afilada a la indiferencia política. Algo que hoy seguimos viendo.
Una gran pregunta sigue en el aire, ¿seremos capaces de aprender de nuestra historia antes de que sea tarde? Y es que el revisionismo histórico y la apología del franquismo se ha colado entre nosotros, mayoritariamente entre la población que ha crecido en libertad, por la grieta más ancha: la de la ignorancia.
Las lagunas de los jóvenes sobre memoria democrática son increíbles. “La Guerra Civil fue porque el pueblo se rebeló contra Franco”, dicen estudiantes y trabajadores de 16 a 30 años, en un estudio que revela las profundas carencias históricas de los jóvenes de este país. Esa ignorancia los empuja hacia el revisionismo. Existe una pulsión reaccionaria de ir contra lo establecido por eso arrasa Vox entre la gente joven.
En una encuesta reciente realizada por el instituto 40dB para El País, un 26% de los varones de 18 a 26 años declaraban preferir “en algunas circunstancias” el autoritarismo a la democracia. Son muchos los historiadores que alertan de la necesidad de competir contra las redes sociales y la popularidad de “youtubers” de la extrema derecha.
Me escandaliza la cantidad de falsedades que cuentan sobre Franco en las redes, pero sobre todo en Tik Tok. La libertad es como el oxígeno: no la valoras hasta que te falta. Si esos chavales supieran cómo era vivir en dictadura, de verdad, dejarían de grabarse cantando el “Cara al sol”. El problema está en la falta de información empezando por los institutos donde nunca se habla de los horrores del franquismo, solo de algunos datos y fechas de la Guerra Civil.
Este problema no es nuevo, pero se está acrecentando. Menos mal que existen iniciativas para intentar atajarlo. Leo que en Navarra entre 8.000 y 10.000 chavales de entre 15 y 18 años pasan cada año por las diferentes actividades del proyecto “Escuelas con Memoria”, que nació en 2016 impulsado, precisamente, por profesores de historia que detectaban ese déficit de conocimiento sobre la represión y la dictadura. ¿Cuándo en el resto del país?
Aunque hay profesores, relata Josemi Gastón, director del Instituto Navarro de la Memoria, “que no querían abordar con rigor ese periodo o directamente, faltaban por desarrollar proyectos educativos firmes que pusieran en valor los derechos que tanto costó conseguir y que pudieran competir con lo que los chavales ven en redes sociales”.
Dice Gastón que “los profesores podemos explicar los contextos históricos, pero cuando los alumnos escuchan directamente a los represaliados, lo interiorizan de otra manera y se fortalece su conciencia democrática”. Lo demuestran sus reacciones.
“Los mataron por pensar diferente”, resume una alumna ante la exhumación de una fosa en Navarra, después de que la antropóloga Lourdes Herrasti les enseñe los cráneos agujereados por los impactos de bala. “Tenían pocos años más que vosotros: 19 y 21”, les explica Ana Ollo, consejera de relaciones ciudadanas e institucionales, presente en una de esas visitas y consciente de que una de las mejores herramientas de transmisión de conocimiento ha sido siempre la empatía.
Luis Pérez Lara, de 88 años, represaliado del franquismo, ha acudido en una veintena de ocasiones a institutos a contar su experiencia. Cuenta que utiliza algunos trucos. “Al principio llegas y hay risas, bromas… Oyes, por ejemplo, a uno decirle a otro: “Verás cuando tu abuelo se entere de que has estado con un rojo o cosas así”.
Si veo a uno con pelo largo, le digo que, seguramente, en la dictadura franquista se lo habrían llevado detenido. Les cuento cómo eran los bailes, la represión sexual que había, que la mayoría de edad estaba en 21 años… y cuando veo que ya he establecido un contacto, poco a poco, les empiezo a hablar de la cárcel, de las torturas…”.
Militante del PCE, Pérez Lara sufrió en la Dirección General de Seguridad, actual sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid, todo tipo de palizas y vejaciones: porrazos en el pene, amenazas a punta de pistola… hasta simularon que iban a arrojarlo por una ventana.
Hoy llama a ese clic que se produce al notar que los chavales le escuchan, “abrir la puerta”. Cree que ha estado cerrada demasiado tiempo, que han llegado tarde. También le preocupa “no tener relevos”, pero está convencido de que para espantar los autoritarismos hay que conocerlos, y a eso ha dedicado toda su vida en libertad: a que se sepa lo que les pasó a tantos como él.
Por eso, como ciudadanos libres y comprometidos debemos oponernos a tantas mentiras sobre la reciente historia de este país antes de que sea tarde y perdamos a la juventud para la democracia. Si no seguirán en las redes a esos flautistas de Hamelin que los llevarán al rio y a la esclavitud.

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