Palabras de aMor en lunes. Por María Eugenia Manzano

Lunes, 1 de julio. Verano. Recuérdame que me mude cuando llegue otro verano.
Y que vuelva a escucharte así, a ti, así. Ternura,  masculino, vulnerable, una letra en la ingle, mi entrega devocional. Bendito seas. Los hombres que corren, salto de valla, los chicos no lloran. Tú sí, mi amor, tú llora. Y deja que te materne después. Ven, ven, ven… descansa. Ven, ven, ven… mírame. Doy gracias. El destino, hasta ahora, ha sido benévolo conmigo. Qué más quisiera yo que expresar lo que veo a través de ti, doy gracias. Ceremonia inacabada, expansión de la presencia. Canal bendecido, puerta abierta. Proceso, compasión, deseo. Masculino femenino. Doy gracias.
Cincuenta años de entrega.
¿Qué tiene que tener el aMor? dice Bea… y Javi paga las cañas con el dinero de la entrepierna.
Así inauguramos el verano.
Con el espejo de mi niña preciosa y todo lo demás también, las fiestas, el ruido, la vaquilla…
Y que cada vez que se me olvide, llegue tu llamada en la noche. Bendito seas. Para que después caigan estas Palabras.
Que seáis todos bendecidos, abiertos, puros, os honro. Sin violencia y sin miedo ya, sin pecado concebidos.
Benditos seáis.
Bendito seas.
—————————————————————–
Soy la que soy…
Wislawa Szymborska
Soy la que soy.
Casualidad inconcebible
como todas las casualidades.
Otros antepasados
podrían haber sido los míos
y yo habría abandonado
otro nido,
o me habría arrastrado cubierta de escamas
de debajo de algún árbol.
En el vestuario de la naturaleza
hay muchos trajes.
Traje de araña, de gaviota, de ratón de monte.
Cada uno, como hecho a la medida,
se lleva dócilmente
hasta que se hace tiras.
Yo tampoco he elegido,
pero no me quejo.
Pude haber sido alguien
mucho menos individuo.
Parte de un banco de peces, de un hormiguero, de un enjambre,
partícula del paisaje sacudida por el viento.
Alguien mucho menos feliz,
criado para un abrigo de pieles
o para una mesa navideña,
algo que se mueve bajo un cristal de microscopio.
Árbol clavado en la tierra,
al que se aproxima un incendio.
Hierba arrollada
por el correr de incomprensibles sucesos.
Un tipo de mala estrella
que para algunos brilla.
¿Y si despertara miedo en la gente,
o sólo asco,
o sólo compasión?
¿Y si hubiera nacido
no en la tribu debida
y se cerraran ante mí los caminos?
El destino, hasta ahora,
ha sido benévolo conmigo.
Pudo no haberme sido dado
recordar buenos momentos.
Se me pudo haber privado
de la tendencia a comparar.
Pude haber sido yo misma, pero sin que me sorprendiera,
lo que habría significado
ser alguien completamente diferente.

2 comentarios

  1. Qué hermosas palabras María, las tuyas y las otras. Perfecto baile de esencia femenina maternando a lo masculino cuando se permite llorar. También dentro de nosotras.
    Maternar. Hermoso verbo

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