Señor, abre mis labios.
Y mi boca proclamará tu alabanza.
(Laúdes, Versículo introductorio).
Lunes, treinta y uno de marzo, casi lo escribo seguido.
Fin de mes, fin de temporada, fin de ciclo. Ha dejado de llover. Termina mi hibernación. Las orquídeas se han ido abriendo. Llegó la primavera el viernes pasado, y yo la recibí en el Thyssen, en medio de poesía. Supongo que me faltaron palabras para describir lo de Marina Vargas, y por eso no escribí. No se me ha pasado el impacto. Esa Piedad Invertida, esa mujer en éxtasis, ese Jesús hijo. Nada en sus manos, Cristo doliente, la agonía de la Madre en sus brazos. Qué mayor conmoción que esa, qué liberación de dolor, de tiempo detenido, de mundo vacío, de egos pelando con Dios. El hijo sosteniendo a la madre. Pietá. Vulnerabilidad al fin, descanso eterno, despedida y encuentro. Cordón umbilical al alcance. Madre, mujer. Mujer y madre. Otra vez, misericordia, ternura, testimonio; Pietá.
Qué difícil decir algo que no responde a este mundo. Me cuesta escribir rendición. Humildad y perspectiva, eso traigo. Y el milagro de un sábado cualquiera, en ese vermú mano a mano, donde sin hablar nos contamos y nos vemos de verdad. ¿Y qué es esta vida, sino ese rato? ¿Qué van a vendernos después?… ¿Qué puede desbancar a tus pupilas, al verde aceituna de tus ojos, a tu presencia norte y sur…? ¿Quién coño va a decirme a mí lo que tengo yo que hacer si ya lo tengo hecho todo… y ahí estás tú, mi vida, para ofrecer testimonio? Tú sólo recógeme, entre tus brazos de hijo, como a esa Piedad Invertida. Tú tan sólo mírame. Qué bendición recordar a lo que habíamos venido.
Y mientras, cambian la hora. Javier volará al otro lado. Se hará de noche de día y a mí me costará más dormir. Llegará abril mañana, Chus me emocionará de nuevo, Cris también. Y una vez más, otra vez, sabré lo pequeños que somos. Te escribiré, mi amor, cómo no, sobre nuestra insignificancia en este Universo, y que hay un Mundo entero Ahí Arriba. Que no eres tan importante, que nada nunca va a ser pá tanto… y que si hemos accedido a la enseñanza de Osho, de Claudio y del Che, recitado la poesía de Lorca y las canciones del Robe, y contemplado el amanecer, alguna vez… la vida sigue siendo benévola con nosotros. Hablo en serio. Todo lo serio posible.
Que no hay barrancos. Ya sabes.
Y que, hoy también, estamos bien.
La primavera se desarrolla con auténtica perfección. Esta es la primavera de la Nueva Era, y también ella se está desarrollando con la misma perfección verdadera. Tú formas parte de ella y ella te aporta vida nueva. Consigo trae una gloriosa sensación de libertad y abandono completos, una explosión de viejas formas estrechas que da paso a un espacio nuevo en el que no hay limitaciones. Siéntete crecer y expansionarte en todas direcciones, con la sensación de que cualquier cosa puede suceder en cualquier momento. Sé como una corredora en la línea de partida, con tus talones preparados, dispuesta a salir ante la señal de comienzo. Están sucediendo muchas cosas a todos los niveles en este tiempo. Vienen cambios y tú eres parte de ellos, así que camina con ellos. Estate presta a cambiar y hazlo rápidamente cuando y donde sea necesario. No vaciles ni te quedes atrás. Adéntrate en todo lo que está sucediendo con rapidez y seguridad. Con confianza y fe absolutas.
Elen Caddy
La voz interior
Un comentario
Gracias María.
Muchos besos, Patricia.