IAM/EP
Corea del Norte ha anunciado este sábado que las relaciones con Corea del Sur se encuentran en «estado de guerra», a raíz del repunte de las tensiones entre ambos países y de las sanciones por parte del Consejo de Seguridad de la ONU, según ha informado la agencia estatal norcoreana, KCNA.
«De ahora en adelante, las relaciones entre el Norte y el Sur se adentran en un estado de guerra. Todos los problemas a nivel de estado que surjan entre el Norte y el Sur serán abordados de esta forma», señala en un «comunicado especial» el Gobierno norcoreano, los partidos políticos y otras instituciones.
Con esta declaración, incide Pyongyang en el comunicado, se pone fin a la situación en vigor hasta ahora entre Corea del Norte y Corea del Sur que no era «ni de guerra ni de paz». El líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, apela a «una batalla final a vida o muerte» para terminar con «la historia de un largo enfrentamiento con Estados Unidos y dar comienzo a una nueva era».
Así, Kim lanza un «ultimátum» a Seúl y a Washington, y les advierte de que, ante «la menor provocación, actuará de forma inmediata» con un «ataque nuclear sin piedad». En este caso, Corea del Norte enfatiza que se desatará una «guerra sin cuartel, una guerra nuclear».
«No será una guerra de tres días, sino una guerra relámpago en la que Corea del Norte ocupará todas las áreas de Corea del Sur (…) en una única ofensiva», asegura Pyongyang, en comunicado con un tono desafiante y cargado de alusiones a los surcoreanos como «títeres belicistas» en manos del «imperialismo» estadounidense.
El Gobierno norcoreano considera que las amenazas proferidas por Estados Unidos y Corea del Sur «han rebasado los límites» y han pasado de «la fase de la amenaza y el chantaje a la temeraria fase de guerra actual».
En este sentido, Pyongyang amenaza a Estados Unidos con perpetrar un ataque nuclear, en consonancia con las advertencias realizadas esta semana, a propósito de las «maniobras de invasión» emprendidas por Estados Unidos. Después de estas acciones «extremadamente graves», indica el comunicado, Washington «debe tener claro que en la era del comandante general Kim Jong Un, el más grande de los comandantes, todo es distinto del pasado».
«PLAN DE CONTENCIÓN»
En una «reunión de emergencia» entre Kim y el Estado Mayor del Ejército celebrada el pasado jueves, Corea del Norte activó un «plan de contención» ante un posible «ataque preventivo» surcoreano contra objetivos militares del Norte.
El Ejército se mantiene en alerta, a falta de que Kim de ‘luz verde’ al ataque contra objetivos en Corea del Sur, contra las bases militares estadounidenses en terreno surcoreano y en el océano Pacífico, así como contra objetivos en Estados Unidos y en las islas de Guam y Hawai.
En las últimas horas, las autoridades de Corea del Sur han detectado un incremento del movimiento de vehículos y de tropas norcoreanas en sus instalaciones de misiles de medio y largo alcance, poco después de que declarara en alerta máxima a su artillería.
Esta decisión vino precedida de la identificación de dos bombarderos invisibles y de aviones B-52 de Estados Unidos sobrevolaran territorio surcoreano esta semana, en el marco de las maniobras militares conocidas como ‘Foal Eagle’. En el comunicado, Pyongyang describe estos hechos como «provocaciones atroces e imperdonables, y un claro desafío» al Gobierno norcoreano.
Antes de dichas operaciones, el Gobierno de Corea del Norte ya alertó al Consejo de Seguridad de la ONU de que la península de Corea se hallaba al borde de una «guerra nuclear». Como consecuencia, Pyongyang invalidó el acuerdo de armisticio suscrito con Estados Unidos que puso fin a la Guerra de Corea (1950-53) y suspendió el ‘teléfono rojo’ que comunicaba a los ejércitos de ambos lados de la frontera.
Estos movimientos se enmarcan en la escalada de tensión regional, que comenzó el año pasado, con los lanzamientos de cohetes de largo alcance de abril y diciembre, y que ha continuado en 2013, con la prueba nuclear del pasado 12 de febrero, por parte de Corea del Norte.