En la playa de Los Lances siempre hay espectáculo, pero ayer mismo , el telón lo levantó un vecino ingenioso que demostró que la necesidad agudiza el ingenio… y el sentido del humor.Es la foto del día.
Sin duchas disponibles en pleno agosto y con la arena pegada como segunda piel, este hombre decidió que rendirse no era una opción. Miró la fuente metálica del paseo, la examinó con calma y, entre sonrisa y sonrisa, se sentó como quien descubre el Santo Grial: “¡Aquí me ducho yo!”.
La escena fue gloriosa. Con el sol cayendo sobre el horizonte y los bañistas recogiendo sombrillas, él inauguraba el invento del verano: la ducha-silla de acero inoxidable, con caño ajustable y público entregado.
Cada chorro de agua era recibido con carcajadas de los transeúntes, que sonrían la genialidad. El protagonista, lejos de achicarse, remataba la función con su latiguillo repetido a voz en grito:
—“¡Conmigo no puede el alcalde!”
Ni ordenanzas, ni restricciones, ni inventos burocráticos: la ducha improvisada se convirtió en símbolo de resistencia popular, de esa picaresca andaluza que convierte un problema en una fiesta.
En Los Lances ya lo saben: donde algunos ven una fuente, otros descubren un spa deluxe con vistas al atardecer. Es la foto del día.