Es sin duda la foto del día, dicen los vecinos que algo raro se mueve por las calles de Tarifa…la bruja más traviesa que surca los vientos anda buscando su cueva y promete muchas risas (y algún susto) los días 31 de octubre y 1 de noviembre.
Al caer la tarde, cuando el sol se esconde detrás de la Isla de las Palomas y el viento levanta las hojas secas del otoño, una sombra con sombrero puntiagudo y escoba voladora ha sido vista revoloteando por los tejados.
—¡Es ella! ¡Es Doña Calabruja! —gritan los niños con una mezcla de miedo y emoción.
Doña Calabruja viene desde el otro lado del Estrecho, donde las nubes son tan bajas que rozan su escoba, y este año ha decidido instalar su nueva cueva en Tarifa. Pero todavía no ha encontrado el lugar perfecto: ha buscado entre las dunas de Valdevaqueros (demasiado viento), en la muralla del Castillo de Guzmán (demasiados turistas), y hasta en Los Lances (demasiado sol).
—Necesito un rincón oscuro, fresco y con olor a mar —ha dicho meneando su nariz torcida.
Así que, si la ves paseando por el casco antiguo con su capa negra y su gato Pelusa (que maúlla en tres idiomas: brujo, gato y tarifeño), no te asustes. Tal vez esté probando el sitio para su cueva encantada…
El 31 de octubre y el 1 de noviembre, Doña Calabruja ha prometido abrir las puertas de su guarida y recibir a todos los niños valientes que se atrevan a visitarla.
Habrá sustos de mentira, pócimas de chicle, escobas que bailan solas y calabazas que cuentan chistes.
Eso sí, ha dejado un aviso en la Plaza de Santa María:
“Solo podrán entrar los niños valientes que lleven su mejor sonrisa…
y una pizca de magia en el bolsillo.”
Así que ya lo sabes: si en esos días escuchas una risa traviesa mezclada con el viento de Levante…¡Corre, que Doña Calabruja de Tarifa te está buscando para pasar un Halloween inolvidable!