EFE | Madrid | Actualizado
Las circulaciones atmosféricas predominantes decidirán el tiempo este verano y, aunque ahora hay una sucesión de masas frías procedentes del Atlántico que podrían influir en un verano más fresco, las predicciones señalan que la estación será normal en temperaturas y lluvias. No se espera «ninguna anomalía significativa» para este verano, ha declarado el meteorólogo Ángel Rivera, en respuesta a la información de un canal meteorológico francés que prevé la posibilidad de que el próximo verano sea bastante frío en España y en Europa occidental.
En la misma línea se ha manifestado la portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Raquel Romero, quien ha señalado que las predicciones estacionales elaboradas en cualquier lugar están en fase experimental, con lo que cualquier predicción tiene una «fiabilidad escasa» que hay que valorar en varios años. «El conjunto de modelos que utiliza la Aemet predicen un verano de lo más normal en temperaturas y precipitaciones».
Si el continuo «descuelgue» de masas frías desde el Atlántico entrando por el norte y noroeste peninsular persistieran, no cabe duda de que este pudiera ser un verano fresco y húmedo al menos en la mitad norte, del estilo del verano de 1977, ha añadido Rivera. Asimismo, ha apuntado que el comportamiento de esta primavera, que a la espera del informe oficial todo apunta a que será una primavera lluviosa y normal o con temperaturas algo más bajas, puede tener algo que ver con las características del comienzo del próximo verano.
En los primeros días del verano, gran parte de la energía solar se utilizará en evaporar la gran cantidad de humedad presente en suelos y vegetación, y eso puede atemperar las primeras escaladas térmicas. A su juicio, esto puede responder a la idea de que a unaprimavera húmeda y fría le sigue un verano de similares características, argumento esgrimido por el canal de Francia que además ha presentado ejemplos de años en que esto ha sucedido.
Probablemente -ha continuado- estos son algunos de los datos en los que se basa el modelo de predicción estacional de la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos (NOAA, por su siglas en inglés) que refiere unas «anomalías negativas» importantes para los tres meses de verano.
Para el meteorólogo, es imposible saberlo con cierta garantía ya que tanto las características de la primavera como las salidas -no muy fiables- de los modelos estacionales inclinan a pensar en un verano no extremadamente cálido sino más bien normal o ligeramente frío, en la línea, aunque no tanto, de lo expuesto por el canal francés.