La persecución de la música en vivo, con multas a los establecimientos sin licencia las concesiones son mínimas ni mano blanda y arbitraria dentro de las instituciones, tiene los días contados. Un nuevo decreto aprobado por la Junta de Andalucía permitirá la celebración de conciertos en bares sin que ello suponga un perjuicio para el derecho al descanso de los vecinos. Desde las tres de la tarde hasta la medianoche, los locales los que hayan sobrevivido al implacable afán recaudatorio de los últimos tiempos podrán organizar las actuaciones tan reivindicadas especialmente en las capitales andaluzas, bastiones de una rica cultura musical, inconcebible sin la existencia de espectáculos en directo.
En Granada, la Ciudad del Rock, han tenido que cerrar un importante número de garitos, como el mítico y ya reabierto Ruido Rosa, o el pub New Orleans, tras ser multado con 3.000 euros por carecer de licencia para música en vivo, entre otros tantos bares. Son ejemplos del incisivo control ejercido por las administraciones sobre esta faceta, esencial, sobre la que pivota la industria musical, falta de espacios que permitan a los artistas acceder a los mermados circuitos, al igual que sucede en Málaga, donde acaba de decir adiós el Onda Pasadena, símbolo de su movida. A falta de renovarse o morir con avances como la posibilidad de que los menores puedan acceder a conciertos, Andalucía ha decidido flexibilizar la normativa que revertirá la situación.
Con dos años de demora desde la aprobación unánime en el Parlamento andaluz de una proposición en defensa de la música en vivo, el Consejo de Gobierno autonómico ha dado luz verde al reclamado decreto que desde ya permite la celebración de espectáculos musicales en directo en establecimientos públicos. Ahora, son los municipios los que tienen que adaptar sus normativas, para lo que los ayuntamientos cuentan con un plazo de 18 meses.
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