Hay quienes hablan en nombre del “bien común”, quienes se presentan como guardianes de la concordia, del equilibrio, del supuesto interés general. Se envuelven en palabras suaves, en discursos templados, en esa piel de cordero que tanto tranquiliza al oído. Pero detrás —lo sabemos— late el miedo a perder su cortijo, su parcela de poder, su pequeña comodidad enquistada en el tiempo.
Esos falsos defensores del bien común no protegen a Tarifa: la retienen. La inmovilizan. La condenan a un bucle eterno en el que nada cambia, nada avanza y nada se ilumina. El silencio es cómplice, con nosotros que no cuenten. Y cuando alguien se atreve a cuestionar, cuando alguien levanta la voz y señala la incoherencia, entonces el disfraz se aprieta, la sonrisa se endurece y el discurso se vuelve amenaza silenciosa.
Tarifa no puede permitirse más silencio. No puede seguir mirando hacia otro lado mientras los mismos de siempre se disfrazan de moderación para frenar cualquier impulso de futuro por su interés personal. No podemos seguir aceptando que quienes frenan la transparencia se presenten como sus garantes; que quienes sabotean la participación ciudadana, social o empresarial finjan escucharla; que quienes hablan de comunidad trabajen, en realidad, para mantenerse en su trono pequeño y oscuro.
Hasta que Tarifa no tome decisiones de verdad —valientes, públicas, claras—
hasta que no aplique una transparencia real
hasta que la participación no deje de ser un decorado…
seguiremos girando en el mismo círculo viciado.
Esta no es una voz llorosa ni derrotada. Esta sección nace desde un hijo de Tarifa que no se lamenta por su tierra: la defiende. Y detrás de él no hay un héroe solitario, sino un grupo de personas que trabajan, que investigan, que observan… y que han decidido caminar con la verdad por delante y sin deberle favores a nadie. Y lo hacemos con el compromiso añadido de que este medio —líder de opinión en la ciudad— ha decidido publicar nuestro trabajo sin cambiar una sola coma, tal y como se escribe, tal y como nace, dentro de su sección de Opinión, respetando íntegramente nuestra voz.
Nuestro empeño es sencillo y radical a la vez:
Levantar las persianas.
Nombrar lo que otros callan.
Y que, de una vez por todas, se vea quién es cordero, quién es lobo…
y quién ayuda a disfrazarlos.
Somos una tierra de leyenda, cúspide de civilizaciones; nadie puede venir a darnos lecciones. Tarifa es tierra orgullosa y guerrera —como recuerda nuestro escudo— y cuenta con un arma imbatible para alcanzar el verdadero bien común: la verdad y la transparencia, con la luz por delante en esta tierra de luz. MELIORA VENTURA — cosas mejores vendrán.
