La Asociación Tarifeña para la Defensa del Patrimonio Cultural, Mellaria, pone de manifiesto su pesar ante algunos problemas que desde hace años, sufre el patrimonio de la ciudad y que están pendientes de solucionarse:
El caso que nos parece más grave es el del abandono judicial y físico al que está sometido el Castillo de Santa Catalina. A pesar de ser reiterativos, y de serlos a sabiendas, sólo se puede deplorar el penoso estado en el que se encuentra desde que la justicia mandó paralizar las obras que se habían empezado a realizar en su cerro y que fueron denunciadas en su momento por nuestra asociación, por constituir un atentado contra un bien cultural, con el agravante de que las autoridades municipales, últimas responsables de la obra, conocían que todo el conjunto iba a ser declarado Bien de Interés Cultural, con lo que supone esto en cuanto a protección y cuidado del mismo. Esta orden de paralización no conllevó desgraciadamente la obligación de mantener el monumento y su cerro en el estado más óptimo posible; si a esto se añade la dejación del anterior equipo de gobierno (la paralización de las obras no debería impedir mantener el lugar mínimamente cuidado y vigilado), también denunciado en su día por Mellaria, el Castillo de Santa Catalina lleva varios años expuesto a las inclemencias del tiempo, al vandalismo y a los poderes públicos. De manera que nos encontramos con un monumento lleno de suciedad y con unos balcones que se caen a pedazos.
Por todo ello, Mellaria ruega encarecidamente al actual equipo de gobierno que, fiel a la denuncia dada también por ellos este mismo año (exactamente, el día 3 de marzo) desde la oposición, y por los mismos motivos expuestos, actúe con todos los medios a su disposición para detener el deterioro en el que está el monumento antes de que verdaderamente sea irremediable.
Mellaria quiere también aprovechar la ocasión para advertir de la colocación de varios carteles publicitarios demasiado próximos a la Puerta de Jerez. Si bien el lugar donde están no suponen ningún tipo de riesgo para el monumento, sí que i mpiden una visión sin obstáculos que perviertan su imagen.
Dichos carteles anuncian varios negocios -lo más probable es que hayan sido instalados allí por responsables de esas empresas sin autorización expresa del Ayuntamiento- y están fijados a la valla que remata el parapeto que separa a la Puerta de Jerez del comienzo de la calle Amador de los Ríos, salvando a su vez el desnivel entre ambas partes.
Imaginen muchas de las instantáneas que los turistas toman de este lugar tan típico de nuestra ciudad: junto a la piedra milenaria, mostrarán unos menús y ofertas del día afeando la bella estampa de la Puerta de Jerez. Urgimos, pues, al Consistorio a ordenar la retirada de estos carteles y le conminamos a que estén más pendientes de problemas como éste que, a pesar de parecer nimios, no dejan de significar un atentado contra nuestro patrimonio, además de evidenciar cierta dejación en el cuidado del mismo por parte de sus administradores.