Es que de lo acordado o apuntado lo más lógico es el cambiar de nombre a la llama da Mesa de Gibraltar, en función de que se presta a confusión ya que si bien los temas tratados se refieren a Gibraltar, los del Peñón ni pinchan, ni cortan ni están presentes, por lo que el nombre que más le cuadra a la Mesa es de La Línea.
Con relación a los acuerdos adoptados se siguió el guión previsto hasta el relativo a la ausencia del PP, y la única novedad reseñable es la solicitar una reunión, por separado, con el Ministerio de Asuntos Exteriores y otra con el Gobierno de la Roca «para explicar la situación y buscar soluciones». Reuniones que entiendo con relación a entrevistarse con algún responsable del Ministerio de Exteriores lo tienen crudo, mientras que la de reunirse con el gobierno de la Roca lo tienen chupadoMesa de Gibraltar que tiene poco por no decir nula capacidad de maniobra dado que el problema trasciende con mucho del ámbito doméstico aunque sí lo son sus consecuencias o como se dice ahora sus daños colaterales, y de ahí que en el comunicado conjunto que firmaron todos los grupos políticos, los sindicatos, dirigentes vecinales y empresarios, con la excepción ya citada del PP que hizo mutis por el foro, los firmantes repiten o proponen lo que han hecho ya por activa y por pasiva: «la flexibilidad en el tránsito fronterizo», para lo que solicitan «más viales de entrada y salida, así como un aumento de efectivos». Puntos encaminados a «evitar el daño que las retenciones están produciendo a los ciudadanos en general y a los trabajadores españoles en Gibraltar en particular».
En lo comercial y barajando los de Apymell según los cuales la incidencia del conflicto con la colonia, está reduciendo las ventas un 27,75 por ciento. Cifra que sale de la aportación voluntaria de datos que han facilitado un total de 252 empresarios. «La actividad comercial que genera Gibraltar es del 30 por ciento en su totalidad». Cifra califican aún de más preocupante, según el estudio, cuando se hace referencia a pymes que han desarrollado su actividad, a diario, en Gibraltar «en estos casos se trata del 100 por cien con el consiguiente riesgo de pérdidas de puestos de trabajo». En cuanto a las peticiones al Ejecutivo de Fabian Picardo, se centran en «el mantenimiento de la zona tradicional de pesca y la retirada de los bloques de hormigón que arrojó al mar». Y esta petición relativa a los bloques de la discordia tiene solamente un valor testimonial más de cara al Gobierno de España que al Ejecutivo de Picardo.
La última petición que reflejan en el comunicado los de la Mesa de Gibraltar, se nos antoja de política ficción ya que solicitan que en las conversaciones que mantengan España y el Reino Unido en relación con el conflicto actual esté presente la socialista alcaldesa de la ciudad.