A las 12 de la mañana la calle de luz está desierta, a las dos de la mañana varias calles del centro están colapsadas. ¿Qué tipo de turismo queremos? ¿Qué debemos potenciar? ¿un destino familiar, gastronómico y naturaleza o de fiesta, alcohol y madrugada? ¿pueden convivir los dos?
Tarifa siempre ha tenido su noche y sin duda es un atractivo importante de la ciudad, pero su importancia está creciendo de manera exponencial y por lógica deductiva ese tipo de turismo no deja espacio para que la calle de la luz esté animada a las 12 de la mañana.
Tarifa se enfrenta a una disyuntiva vital, está en un camino del que emergen dos senderos y debe escoger, así de simple.
Recuerdo iniciativas presentadas en Fitur que ofrecían soluciones intermedias y que se quedaron en la foto, pero están ahí y conjugan “lo mejor de cada casa” : Ocio, desestacionalización y oferta singular marca Tarifa.
La noche de Tarifa debe enfrentarse a su reconversión porque esta muriendo de éxito, y su “no cabe un alfiler” está dilapidando la imagen de destino a la que deberíamos aspirar y el descanso de los vecinos…tiempo de reflexión y no de exabruptos ¿seremos capaces?