España será el país más envejecido de Europa en unas décadas, cuando se jubile la generación del “baby boom” tendremos un jubilado por cada 1,3 personas en edad de trabajar. Así que la sostenibilidad de las pensiones está amenazada a corto plazo con un déficit actual en la Seguridad Social, en su vertiente contributiva, de cerca de 17.000 millones de euros.
Si a eso añadimos la insoportable tasa de paro, la precarización salarial y el despilfarro en la política de bonificación a la contratación de este Gobierno, que además no ha servido para generar empleo, sino para deteriorar gravemente el saldo de la Seguridad Social, lastrando los ingresos y comiéndose rápidamente más de la mitad del Fondo de Reserva, es necesario y urgente abrir un debate global e inmediato sobre el futuro de nuestras pensiones.
Los políticos, que están en campaña electoral desde el día después del 20 de diciembre, deberían satisfacer esta demanda social para que todos conozcamos cuáles son sus propuestas y programas en pensiones para las próximas elecciones del 26-J.
Conocemos ya los documentos programáticos de PSOE y PODEMOS, donde proponen introducir de forma progresiva la financiación de las pensiones por vía impositiva, ya sea con tasas o impuestos. Sin embargo, PP y Ciudadanos no ven necesaria tal financiación y apuestan por la creación de empleo como solución.
Craso error del PP y Ciudadanos, porque la realidad aritmética del envejecimiento sobre las pensiones es tozuda. Si queremos escapar de la injusta congelación, debemos saber que el gasto superará el 15% del PIB en las próximas décadas. Y al mismo tiempo, aunque alcancemos el pleno empleo, los ingresos por cotizaciones apenas superarán el 10% del PIB. La hipótesis de Mariano Rajoy y Albert Rivera, según la cual bastaría con aumentar el empleo para resolver el problema, es ingenua, además de temeraria.
Así que las propuestas de PSOE y Podemos no debería ser despachada con alarmismo injustificado, porque cada día hay más voces (sindicatos y patronal) que reclaman más ingresos a través de los impuestos para la Seguridad Social. Ya es hora de reconocer que una parte del sistema de pensiones tiene que ser pagado a través de los presupuestos generales del Estado para conjurar el riesgo de colapso del sistema a medio plazo.
Quizá la fórmula más adecuada no sea una tasa finalista como propone el PSOE, sino integrar una parte de las pensiones y su revisión al IPC en el cuadro de necesidades presupuestarias globales como propone Unidos Podemos en el punto 16 de sus 50 pasos para gobernar juntos y cambiar España.Espero que en esta cuestión tan fundamental de la sociedad como las pensiones, los políticos muestren su sentido de Estado y no se enzarcen de forma partidista en el juego electoral prometiendo lo imposible, sino explicando a los ciudadanos la realidad del envejecimiento de la población y trabajando juntos para conseguir un sistema de pensiones sostenible para las futuras generaciones. Se lo deben a la sociedad española y a nuestros jóvenes, que ya han sufrido la peor parte de esta maldita crisis.