Los talentos de Tarifa son vertidos al mar. Por María Caballero

La parábola de los talentos, dice que cada uno tiene que gestionar los talentos que les han sido dados de nacimiento, y se les juzgará según los hayan aumentado o no. Según la parábola de los talentos, los políticos de Tarifa serían arrojados al fuego eterno.

Según esto, podemos considerar que Tarifa es un lugar privilegiado con infinidad talentos que le han sido dados: un espacio único en el lugar más Septentrional de Europa, frente a África, dónde se encuentran el Mediterráneo y Atlántico, unas playas naturales de agua turquesa y arena blanca, temperaturas sin excesivo frío en inverno ni calor en verano, fauna y flora excepcionales, maravillosos senderos para perderse, viento suficiente para hacer volar a los humanos con la ayuda de velas y cometas, habitantes abiertos y hospitalarios, gastronomía única a base productos locales de primera calidad y un largo etcétera.

Tantos talentos naturales tiene, que personas viajeras que conocen todo gran parte de los destinos más atractivos, eligen Tarifa para vivir pudiendo elegir cualquier otro lugar en el mundo.

Sin embargo, los gestores que han recibido esta inmensidad de talentos en los últimos años, no solo no los cuidan ni potencian, sino que los degradan y dilapidan. Solo hay que darse un paseo por Tarifa para ver el estado de dejación de las calles y del paseo marítimo.  Los jóvenes quieren irse o se deprimen por falta de motivación y oportunidades, los espacios públicos están cerrados al público o abiertos en horarios imposibles para su uso, los monumentos están en ruinas o mal gestionados… y si se te ocurre ir a darte un baño en la playa de los Lances, hay que atravesar antes una bochornosa e infecta capa de excrementos antes de llegar a la orilla.

Ni siquiera pueden excusarse diciendo que no tienen capital ni personal (hecho muy discutible de cualquier forma), ya que los nuevos proyectos presentados por personas con ideas, ilusión y recursos son desestimados sistemáticamente, paralizados o guardados dentro de un cajón.

Como dice la canción “El Aguante” de Calle 13, las personas tenemos mucho aguante para soportar situaciones insostenibles, pero solo de nosotros depende seguir aguantando y dejar que los portentosos talentos de Tarifa continúen dilapidándose por el desagüe (y terminen en la playa mezclados con excrementos y toallitas) o hagamos algo para cambiarlo.

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