Palabras de aMor en lunes. Por María Eugenia Manzano

Lunes 20 de mayo
Subo en un tren en Sants. En cuanto arranca la marcha miro por la ventana el perfil de Barcelona alejarse, mientras bailo en la puerta del baño, entre los vagones 4 y 5, la misma canción que una pareja esta mañana en el metro. Me tiene atrapada una estrofa “desafiando las leyes naturales, tomándose vacaciones morales…” y no sé si llegaré a tiempo de coger el autobús que me lleva de vuelta a casa porque acaban de anunciar veinte minutos de retraso. Hoy a las ocho tampoco tenía billete de tren y mira; sigo con la voz de J en mi cabeza y pensando en ese viaje.
Van con un airpod cada uno. La pareja del metro, digo. Tienen al vagón fascinado pero ellos van a lo suyo sin dejarse de mirar a los ojos, de bailar a Los Planetas y de besarse con lengua. Les oigo Domingo escarlata y esta que traigo puesta, la de las vacaciones morales, Natalia dice, e imagino que en lugar de desayunar nada más despertarse se habrán hecho el amor despacio, porque es que lo primero va antes, reservando el tiempo justo para pegarse una ducha después, antes de saltar al metro, y que ahora irán a La Malcriada, por ejemplo, y seguirán con las Alegrías. Es lo que tienen los viajes así, cuerpo a cuerpo, sin mapas ni GPS. Que te llevan a otros planos donde no hace falta coche. Entonces, del templo al mercado y de la plaza al templo, siempre con menos prisa, se llega dibujando el camino que conecta los dos centros. Se sube y se baja la cuesta sin perder la orientación, y el tramo del empedrao se vuelve más esponjoso si respiras al pasar. Y desde allí se escucha el río, cauce y caudal armonioso, sin miedo al desbordamiento, y se abren las puertas del cielo.
Me fijo en ella. Es quien pincha con el móvil y no deja de moverse. Canta mirándole a él “cuando rompía una ventana decía hago lo que me da la gana”, a lo que él responde, voz en off, sujetándola en las curvas, «y la moraleja de esta canción es que quien pueda se salve”.
Tengo la sensación de que ellos ya lo han hecho.
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La revolución llamada éxtasis
OSHO
¿Por qué sucede que por lo general elegimos ser infelices? ¿Por qué sucede que no somos conscientes de que es una elección?
La sociedad no puede permitir el éxtasis. El éxtasis es la mayor revolución. Lo repito: el éxtasis es la mayor revolución. Si la gente se vuelve extática la sociedad entera tendrá que cambiar, porque esta sociedad se basa en la desdicha.
Si la gente es dichosa no puedes conducirla a la guerra: a Vietnam, o a Egipto, o a Israel. No. Alguien que es dichoso simplemente se reirá y dirá: ¡Esto es absurdo!
Si la gente es dichosa no puedes hacer que se obsesione con el dinero. No desperdiciarán sus vidas sólo acumulando dinero. Les parecerá una locura que una persona esté destruyendo su vida entera, simplemente intercambiando su vida por dinero muerto, muriendo y acumulando dinero. Y el dinero estará allí cuando esté muerto. ¡Ésta es locura absoluta! Pero esta locura no puede ser vista a menos que estés extático.
Si la gente está extática entonces todo el patrón de esta sociedad tendrá que cambiar. Esta sociedad existe en la desdicha. La desdicha es una gran inversión para esta sociedad. Así que criamos niños desde el principio mismo creando una inclinación hacia la desdicha. Es por ello que siempre eligen la desdicha.
Cada mañana hay una opción para todos. Y no sólo por la mañana, cada momento hay una opción de ser desdichado o de ser feliz. Y cuando eliges ser desdichado es porque hay una inversión. Siempre eliges ser desdichado porque se ha convertido en un hábito, un patrón, siempre has hecho eso. Te has vuelto eficiente al hacerlo, se ha convertido en un camino. En el momento que tu mente tiene que elegir, inmediatamente fluye hacia la desgracia.
La desdicha parece estar cuesta abajo, el éxtasis parece estar cuesta arriba. El éxtasis parece muy difícil de alcanzar pero no es así. La realidad es justamente lo contrario: el éxtasis está cuesta abajo, la desdicha está cuesta arriba. La desdicha es una cosa muy difícil de alcanzar, pero tú la has alcanzado, has hecho lo imposible porque la desdicha es muy anti-natura. Nadie desea ser desdichado y todos son desdichados.
La sociedad ha hecho un gran trabajo. Ha formado criaturas desdichadas a partir de creadores extáticos. Cada niño nace extático. Cada niño nace como un dios. Y cada hombre muere como un loco.
A menos que te recuperes, a menos que reclames tu niñez, no serás capaz de convertirte en las nubes blancas de las cuales estoy hablando. Éste es todo el trabajo para ti, todo el sadhana: cómo recuperar la niñez, cómo reclamarla. Si puedes volverte niño de nuevo entonces no hay desdicha.
No quiero decir que para un niño no hay momentos de desdicha… los hay. Pero no hay desdicha. Trata de entender esto.
Un niño puede volverse desdichado, puede ser infeliz, intensamente infeliz en un momento, pero él es tan total en esa infelicidad, es tan uno con esa infelicidad que no hay división. El niño separado de la infelicidad no está allí. El niño no está observando su infelicidad separado, dividido. El niño es infelicidad… está muy implicado en ella. Cuando te vuelves uno con la infelicidad, la infelicidad no es infelicidad. Si te vuelves completamente uno con ella, incluso ella tiene una belleza propia.
Así que observa a un niño. Si está enojado, entonces su energía entera se convierte en enojo; nada se queda atrás, ninguna reserva. Se ha movido y convertido en enojo; no hay nadie manipulándolo ni controlándolo. No hay mente. El niño se ha vuelto enojo; él no está enojado, se ha convertido en el enojo. Y entonces observa la belleza, el florecimiento del enojo. El niño nunca se ve feo; incluso en el enojo se ve hermoso. Simplemente se ve más intenso, más vital, más vivo, un volcán listo para hacer erupción. Un niño tan pequeño, una energía tan grande, un ser tan atómico… ¡con el universo entero para estallar!
Y después de este enojo el niño estará silencioso. Después de este enojo el niño estará muy en paz. Después de este enojo el niño se relajará. Podemos pensar que es una desgracia estar en ese enojo, pero el niño no es desgraciado… lo ha disfrutado.
Si te vuelves uno con cualquier cosa te vuelves dichoso. Si te separas a ti mismo de cualquier cosa, incluso si es felicidad, te volverás desgraciado.
Así que ésta es la clave. Estar separado como un ego es la base de toda la desdicha; para ser uno, para fluir con lo que sea que la vida te traiga, para estar en ello tan intensamente, tan totalmente que dejes de ser, que te pierdas, entonces todo es dichoso.
La opción está allí.
Vuélvete alerta. Cada momento en que estés eligiendo ser desdichado recuerda: ésta es tu elección. Incluso esta comprensión ayudará, el estar alerta de que ésta es mi elección y yo soy responsable, y esto es lo que me estoy haciendo a mí mismo, esto es mi hacer. Inmediatamente sentirás una diferencia. La cualidad de la mente habrá cambiado. Te será más fácil desplazarte hacia la felicidad.
Una vez que sabes que ésta es tu elección, entonces todo se ha convertido en un juego. Entonces si te encanta ser desdichado, sé desdichado, pero recuerda, ésta es tu elección y no te quejes. No hay nadie más que sea responsable de ella. Éste es tu drama. Si te gusta este camino, si te gusta un camino desdichado, si quieres pasar a través de la vida en desdicha, entonces es tu elección, tu juego. Tú lo estás jugando. ¡Juégalo bien!
Entonces no vayas preguntándole a la gente cómo no ser desdichado. Eso es absurdo. No vayas a preguntarle a maestros y gurúes cómo ser feliz. Los supuestos gurúes existen porque eres tonto. Creas la desdicha, y entonces vas preguntándole a los demás cómo deshacerla. Y continuarás creando desdicha porque que no estás alerta de lo que estás haciendo.
A partir de este mismo momento, trata de ser feliz y dichoso.

4 comentarios

  1. Puede que el tiempo pasado suene como perdido
    Como si lo que hicimos fue insuficiente
    Claro que no había tantos adelantos, ni tanta ambición.
    El amor, el calor el dinero, la salud
    Lo básico
    Pero la sonrisa, la serenidad el saber estar y el buen hacer perdura
    Y ojalá por mucho tiempo
    Abrazos

  2. El mapa para el éxtasis. Tan fácil el camino como poco transitado. Vivir con éxtasis incluso el miedo, la ira o el pesar. Como los niños. Y luego soltarlo

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