¿El verbo dimitir se conjuga en español? Por: Ángel Luis Jiménez.

IAM/ALJ

 

En Europa ningún país escapa de la corrupción, pero está claro que a mayor transparencia, menor corrupción. Y como consecuencia de los casos de corrupción, hay países que saben conjugar el verbo dimitir con más acierto que otros. Aunque solo sea para lavar la imagen del jefe del Gobierno de turno o para dar ejemplo y evitar males mayores. En España, esto no ocurre ni por asomo. Nada más que hay que ver el caso de Ana Mato, ministra de Sanidad, a la que el presidente del Gobierno le ha renovado públicamente su confianza esta semana, precisando que lo hace porque le parece “justo”.Sin embargo, esto parece normal en Mariano Rajoy. En él lo habitual es no tomar iniciativa, quedarse quieto y esperar a que escampe. Dejar que el tiempo lo arregle todo, enfrentándose, si hace falta, a la oposición, a la opinión pública e incluso a sectores de su propio partido. No le importa que la ministra Mato se haya convertido en un lastre para el PP y para su Gobierno, sobrado de problemas. Lo normal sería que esta señora dimitiera y saliera del primer plano que ocupa todos los días en los medios. Pero no hay forma, ahí sigue, diciendo ayer desde su escaño en el Congreso, “que está siendo víctima de una cacería política y personal”, “que todo es una infamia, pero no la van a doblegar” y, por supuesto, “que no dimite y seguirá trabajando para los españoles”, y orgullosa, además, de continuar en el Gobierno.Pero qué cara la de la señora ministra. En la sesión de control del Congreso no ha querido entrar, debatir o responder a las preguntas sobre el informe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (Udef), que la acusa de haber recibido regalos y haber disfrutado de viajes privados pagados por la “red Gürtel”, que dirigía Francisco Correa, ella, su ex marido, sus hijos y hasta su empleada del hogar. Y se enfrentó hasta a cuatro portavoces que le pidieron uno a uno que dimitiera por estar en una situación “insostenible” y porque «iba a pasar a la historia como la ministra del escándalo». Hasta le dijo la diputada Carmen Montón, “Usted no va a dimitir, la van dimitir”.Este domingo, las encuestas de la prensa decían que más del 80% de los españoles creían que la ministra debía dimitir, incluido el 68% de los que votaron al PP en las últimas elecciones generales. Así que, el presidente del Gobierno no puede seguir dedicando más tiempo ni más esfuerzo en defender a la ministra, lo que procede es hacerla dimitir sobre todo con la información que ya ha aflorado de gastos personales pagados por presuntos corruptores. Y si ella sigue insistiendo en que no lo sabía (eso ya la descalifica), ahora ya sabe que los fondos con los que se pagaban viajes y fiestas tenían un origen sospechoso y corrupto.

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