Hay quién dice que ya está aquí el cambio, pero creo que más bien se ha trasladado a los ayuntamientos la voluntad de los ciudadanos por el cambio y ahora toca trabajar por los ciudadanos y por ese cambio. Hace falta aire fresco en la institución municipal, nuevos planteamientos para devolver la ilusión a la gente, recordándoles que los menos son más, que detrás de los números hay personas y que a donde no llegue Caritas, lo debe hacer el Ayuntamiento o el Estado.Y eso será posible porque el sábado 13-J se ha consolidado en el mapa municipal español las diferentes coaliciones de izquierda integradas por el PSOE, Izquierda Unida, las agrupaciones electorales impulsadas por Podemos y los nacionalistas, que se han hecho con el control de los principales ayuntamientos españoles. Una situación que hace apenas unos meses era imprevisible, al menos con la magnitud actual.Solo entre las capitales de provincia, las izquierdas administrarán un total de 27 ciudades, entre ellas diez de las doce más pobladas. En conjunto, los vecinos de estos municipios suman un total de 10,6 millones. Ese dato adquiere mayor trascendencia si se tiene en cuenta que el PP tan solo ha accedido a la gobernabilidad de 18 capitales de provincia; un conjunto integrado por aquellas ciudades menos pobladas. En total, alrededor de 2,9 millones de ciudadanos.Y eso que el PP se ha encontrado a lo largo de la jornada del sábado algún “regalo”, cuando ha sido proclamado alcalde su candidato en Almería al recibir el concejal de Ciudadanos la consigna de la dirección de su partido de abstenerse en lugar de dar el apoyo al candidato del PSOE, como se había pactado. Ciudadanos corre el riesgo de que la bisexualidad política que practica con PP y PSOE indistintamente, le pueda pasar factura en las generales.Junto a un panorama general con fuerte contraste de color político, el sábado se han constituido gobiernos municipales que rompen de forma tajante con lo que se conocía hasta ahora: las alcaldesas Manuela Carmena, en Madrid, y Ada Colau, en Barcelona, irrumpen con fuerza en un escenario completamente nuevo con vocación de transformar usos y costumbres y gobernar escuchando, porque escuchar ya lo decía El Quijote nos cambia a todos.Pero los movimientos ciudadanos que han emergido de forma súbita en los comicios municipales celebrados el pasado mes no se limitan a estos nombres llamativos. Ciudades importantes como Zaragoza y A Coruña, junto a la plaza de Cádiz, estarán gobernadas por alcaldes que encabezaban agrupaciones electorales impulsadas por diversos colectivos, especialmente por Podemos, la herencia del espíritu del 15-M.Sobre la constitución de estos miles de ayuntamientos se pueden realizar distintas lecturas, pero en términos de poder político cabe resaltar que la izquierda social se ha hecho con la mayoría del poder y que el PP ha sufrido un descalabro que va más allá de la lectura fría de los resultados electorales producidos el 24-M. El PP puede decir que ganó las elecciones locales pero perdió el poder municipal.Estos son tiempos de cambio, pero el PP no lo ha entendido. Su reacción la transmitieron el mismo sábado 13-J los vicesecretarios generales del PP, Javier Arenas y Carlos Floriano. A la limón, tras constituirse los ayuntamientos, han acusado al PSOE de apostar por “el radicalismo” y pretender ser “líderes de la izquierda en lugar de alternativa moderada de Gobierno”. Unas palabras que no merecen mayor consideración al ser la expresión de la altanería y la soberbia de quienes se creyeron los dueños del poder, cuando eran solo simples empleados públicos por cuatro años.