IAM/Redacción. El 1 de noviembre de 1988 el mar arrojó el primer cuerpo de un inmigrante a las costas españolas, el de Nador, un joven marroquí de 23 años. Desde entonces, alrededor de 7.000 personas han perdido la vida en el Estrecho, 500 de ellas este año.
Con motivo de esta trágica efeméride, la Fundación PorCausa ha elaborado el informe «30 años de muertes en el Estrecho», un recorrido por los principales acontecimientos migratorios en estas tres últimas décadas que les lleva a concluir que «la historia se repite» y que «la arbitrariedad y el parcheo son el eje transversal en las políticas migratorias».»La ausencia de recursos de acogida se mantiene, la muerte sigue acompañando a la inmigración: gente joven, adulta, bebés, adolescentes, hombres y mujeres forman parte de un cementerio marino que se extiende por todo el Mediterráneo porque Europa y el sistema capitalista que gobierna el mundo no da alternativas de vida a esta tragedia humana interminable», censuran.En los primeros años, «las pateras salían de noche. Daban varias vueltas por el Estrecho de Gibraltar y les decían: «¿Veis aquellas luces? Ahí está ya Barcelona». Se hacían ofertas: por un pago, dos viajes», narra la Fundación en su informe.Nador desembolsó 35.000 pesetas para cruzar el Estrecho y llegar a Europa con el fin de encontrar trabajo. «Entonces España era tan solo un país de tránsito, su objetivo era llegar a Francia o Italia. El modus operandi había cambiado: de colarse como polizones en los ferris a jugarse la vida en pequeñas embarcaciones frágiles e inseguras», relata.Pero un fuerte temporal hizo naufragar la barca, que transportaba a otras 22 personas: 18 desaparecieron y cuatro fueron detenidos. El cuerpo de Nador apareció en la playa gaditana de los Lances, y después del suyo, otros once salieron a la superficie en días sucesivos.Un año después, y convertida ya España en Frontera Sur y en país de destino migratorio, «las muertes en el Estrecho continúan»; el 10 de marzo de aquel año, diez de los 18 marroquíes que viajaban a bordo de una patera mueren al estrellarse contra un arrecife; el 15 de mayo naufraga otra y veinte personas pierden la vida.Desde entonces, y hasta el pasado 20 de octubre, según los datos aportados por la Fundación PorCausa, 235.568 personas han entrado a España por mar de manera irregular y 6.714 han fallecido o desaparecido en el Estrecho en el intento.Entre medias, años tan dramáticos como el de 2003, con naufragios como el ocurrido en octubre, en el que perecieron 37 personas; o el verano de 2008, cuando una zódiac cargada de personas de origen subsahariano que trataba de llegar a Almería se averió y, tras siete días sin agua ni alimentos, murieron 15 personas, entre ellas nueve bebés.La Fundación se hace eco de los principales acontecimientos históricos que han marcado el devenir migratorio de los últimos 30 años, como la Primavera árabe, que en 2011 impulsó el flujo de personas hacia Europa.Y, en España, el informe considera claves las dos llegadas al poder del PP, en 1996 y en 2011, que supuso en el primer caso una política migratoria con más «visión policial y securitaria» que social y, en el segundo, medidas de recortes de derechos, como el acceso al sistema sanitario.Pero tampoco el PSOE escapa de los reproches de la Fundación y, aunque reconoce que la llegada del Gobierno de Pedro Sánchez ha significado un cambio de discurso y generó «muchas expectativas» con decisiones como la acogida del Aquarius, lamenta que haya continuado con las devoluciones en caliente.Lo peor es que el discurso antimigratorio que ya ha calado en otros países europeos también lo está haciendo en nuestro país y, ante las próximas convocatorias electorales, vaticina la Fundación, este asunto formará parte de la campaña. «Y esto es siempre peligroso. España ya no está a salvo del discurso del odio a la persona migrante y a la diferente», alerta.