Cuando se hundieron las formas puras
bajo el cri cri de las margaritas,
comprendí que me habían asesinado.
Recorrieron los cafés y los cementerios y las iglesias,
abrieron los toneles y los armarios,
destrozaron tres esqueletos para arrancar sus dientes de oro.
Ya no me encontraron.
¿No me encontraron?
No. No me encontraron.
Pero se supo que la sexta luna huyó torrente arriba,
y que el mar recordó ¡de pronto!
los nombres de todos sus ahogados.
Federico García Lorca. “Poeta en Nueva York”– 1929-1930
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Lunes, 29 de mayo. Junio llamando a la puerta y yo entre conciertos y teatro. Lloro con Federico García y antes de recuperar aliento, me entero de la muerte de Gala. Benditos los dos, amados. La extrema sensibilidad que no necesita explicarse, yo me he hecho con vosotros. Ahora lo entiendo mejor. Son diferentes canales. La cabeza que da vueltas, el corazón que se expande. Intentar no echar de menos o que el viento sople a favor… de veras, ¿cómo se hace? No conozco contención ni sé si acaso la quiero. Prefiero la emoción selecta, que los perros del sótano se suelten, que me llames a deshora o ser yo la que moleste y ¿sabes, mi amor? que si llueve, crucemos todos los charcos.
Respiro hoy, me detengo. Tal vez puedas parar tú.
Atendamos a la vida cuando toca retirada y honremos al AMOR que se nos da.
Que hagas lo que quieras, tú ama.
Y que tengas hoy un día bueno. Que puedas estar en paz.
¿Qué es la inteligencia?
(Antonio Gala en la entrevista de Jesús Quintero)
En principio, yo le diría irse a una playa, pero en el fondo, de verdad, tengo que decirle que salir de esta especie de laberinto en el que nos ha metido.
Una vida que no es la nuestra y que no es la mandada, que es una organización que necesita esclavos para seguir manteniendo la pura organización que necesita esclavos, y así hasta el final.
Salirse de esa cadena terrible, desencadenarse, a riesgo de la soledad, de la falta de comprensión, pero irse un poco al campo, en el mejor de los sentidos, y salir de esa extraña y monótona esclavitud de cada día.
Darle a cada día su propio afán, pero también su propia sonrisa, su propio gozo, su propio color, su propio aroma.
Eso es la inteligencia.
Un comentario
…que los perros del sótano se suelten!…desencadenarse…me encanta esto!