Palabras de aMor en lunes. Por María Eugenia Manzano

Lunes, 19 de agosto.
Antes de echar el freno, pisamos el acelerador a todo lo que da el verano. Y lo hicimos otra vez. Sin miedo a derrapar en las curvas, fuimos los mayordomos, llevamos las ofrendas en misa al son del tamborilero, citamos a María Zambrano y cargamos con San Roque antes de echar la bandera. Puede que si no tienes pueblo, o no está en Extremadura, no sepas de lo que hablo si digo 15 de agosto y tampoco a lo que me refiero. Sólo Dios sabe qué tipo de seres blindados e irreductibles quiso para esta tierra.
Y es que cualquier forastero quedará estupefacto por el ritmo suicida de nuestros estómagos, que da tumbos entre el lagarto a la brasa y el gazpacho de poleo; por nuestra extraordinaria capacidad para mantener conversaciones poderosas sorteando botellines de Mahou con 37 grados a la sombra, o por nuestro acceso natural al estado alterado de conciencia a las 6 de la mañana, con una clarividencia absoluta. No, si no eres de por aquí, de Santa Cruz o de Pozuelo, es difícil que comprendas.
Así, una se levanta sin prisa pero antes de que empiece el calor. Sin haber pegado ojo por la música de la plaza pero espabilando para ducharse porque dentro de una hora empezará la charanga. Sin culpa por tener más tripa, por ser un poquito más vaga, moralmente más relajada, o por haber dejado aparcado el ritmo del otro mundo antes de venir al pueblo. Porque hemos crecido, sí, pero lejos de que se nos quite de encima la alegría de Celestino o la revolución de los rizos, ahora se nos notan más. Esta es una raza extrema.
Y hoy volvemos con resaca, emocional y de la otra, y aparcamos el verano desde Algeciras a Burgos, pasando por Ciudad Real, Valencia, Madrid, San Chinarro…  relamiendo lo vivido y con una sonrisa tonta. Sabemos que, en medio de todo, siempre estará nuestro pueblo. Y ahí nos encontraremos.
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Ama, ama y ensancha el alma

Robe Iniesta y Manolo Chinato
Quisiera que mi voz fuera tan fuerte
que a veces retumbaran las montañas
y escucharais las mentes social adormecidas
las palabras de amor de mi garganta.

Abrid los brazos, la mente y repartíos,
que sólo os enseñaron el odio y la avaricia,
yo quiero que todos como hermanos
repartamos amores, lágrimas y sonrisas.
De pequeño me impusieron las costumbres,
me educaron para hombre adinerado,
pero ahora prefiero ser un indio
que un importante abogado.
Hay que dejar el camino social alquitranado
porque en él se nos quedan pegadas las pezuñas
hay que volar libre al sol y al viento
repartiendo el amor que tengas dentro.
Hay que dejar el camino social alquitranado
porque en él se nos quedan pegadas las pezuñas
hay que volar libre al sol y al viento
repartiendo el amor que tengas dentro.

Un comentario

  1. Conclusión; la gran mayoría espera el viernes para la jota y la fiesta.
    Nosotros y muchos más deseamos que llegue el lunes.
    Por leer y aprender de tus lunes de amor
    Breves, pero enjundioso

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