“Si asumes que no existe esperanza, entonces garantizas que no habrá esperanza. Si asumes que existe un instinto hacia la libertad, entonces existen oportunidades de cambiar las cosas” Noam Chomsky
Lunes, 21 de octubre.
Me descubro de pronto adulta y digo joder, ya era hora. Desprenderse de lo adolescente, se mire por donde se mire, conlleva una pequeña muerte y morir no resulta fácil. O al menos eso parece.
Alguien lejano y cercano me pide que sea lo que soy. Que ME no hay más que una, que deje las definiciones. A mí me toca la fibra y luego lo apostilla Minerva. Pero ahí no queda la cosa. Decido dar voz al cuerpo, que tome el protagonismo, y a la vuelta de Madrid mando a la fila de atrás al intelecto, al rincón de pensar, que le viene al pelo, y a la vez que me quedo en bragas digo que no son horas. Pero me quedo. Y en medio de la batalla se me abre el corazón y te pido que cierres los ojos, que esto es lo más importante que tengo para decirte de todo lo que te diré, y te leo. Muy bajito. En el oído. Y la mano me vibra otra vez. Cuando a una le tiemblan las piernas, ¿qué importan los certámenes ni los premios? Es la foto en blanco y negro. Es el texto. Es porque eres de verdad y no hay palabras que poner por encima de los hechos.
Qué difícil hacerse cargo, hablar desde el corazón y no desde el ego, de lo que me pasa a mí, de lo que yo hago, sin entrar en juzgar lo que otra hizo. Me doy cuenta en un audio largo, de casi cuatro minutos que me dedica una amiga, donde tres de los cuatro son opinión, valoración, juicio. Ay, mi querida, comunicación no violenta. Qué necesario aprenderla. Sonrío y sigo con la vida. Porque enredarse casi siempre resta.
Y de postre en domingo una peli, Captain Fantastic, de ahí, Noam Chomsky. Esperanza.
Que este lunes sea bueno.
Que hoy también tú estés bien.
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Diez estrategias de la manipulación mediática. Por Noam Chomsky.
La estrategia de la distracción. El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción, que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes.
“Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (Cf. Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.
Crear problemas, después ofrecer soluciones. Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad.
La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicados de una sola vez.
La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.
Dirigirse al público como criaturas de poca edad. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué? Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad.
Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente en el sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos.
Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud.
Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover en el público la creencia de que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…
Reforzar la autoculpabilidad. Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable de su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. ¡Y, sin acción, no hay revolución!
Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos