Si no hubiera creado mi mundo, sin duda hubiera muerto en el de los demás. Anaïs Nin.
Miércoles, 31 de diciembre, se termina el 25.
Trescientos sesenta y cinco y a punto de comer las uvas, no me sale hacer balance ni revisar calendario. Me empeño en el Mesías de Haendel pero acabo escuchando a los Beatles; escribo una frase y la borro; con las manos sobre el teclado, no me llegan palabras, así que cierro los ojos. Sin ganas de interpretar hoy, ni ofrecer consejo alguno, he abandonado el portátil por tercera o cuarta vez, y me he regalado un café. El mundo entero vocea deseos de amor y de paz, hace listas de tareas, metas, conseguires, alcanzares; de «este año voy a»… y yo me observo hasta aquí. Más ligera, más liviana, lo quiero todo más fácil. Más fresco, menos hecho; más puro, menos pensado; más curvo, menos recto. Ante la velocidad, más calma; frente a la asfixiante certeza, la humilde posibilidad. No sé ni quiero saber estar a la altura impuesta, llegar al objetivo marcado, que me esculpa lo correcto. Carbono en estado bruto, soy fruto de la belleza que no se rinde ante el poder. Y sí, yo confieso, he pecado: he dudado de mí misma, he confundido el perdón. Me he perdido entre la gente en vez de limpiar la vereda en la que me fundí con el río, y ya sin ser yo, sino orilla, me mecí con las espigas, dancé junto a las libélulas, recordé a la hija de Dios. Bendita sea tu pureza. Preciosa, inalterable, ¡prenda! Ahí estás. Entre Juana de Arco y Silvia Plath.
Vindico la horizontal. Lo que no sirve de nada. Al carajo la productividad. Presencia y esencia, ¡salud! De entre todas las frases bonitas, elijo la de José Mújica, No se cansen de ser buenos, y a la que me volví ayer con María: Aparta de donde estás, estás tapando mi sol.
Que este año también sea bueno y que estemos bien.
31 de diciembre
La voz interior
Eileen Caddy
Una vez que hayas dado un paso adelante en la fe, nunca vuelvas la vista atrás ni lamentes lo que has abandonado. Tan sólo espera el futuro más maravilloso y contémplalo mientras llega. Deja atrás todo lo viejo; ya acabó. Agradece las lecciones que has aprendido y las experiencias que has tenido, pues todas ellas te han ayudado a crecer y te han proporcionado mayor comprensión, pero nunca trates de aferrarte a ellas. Lo que te aguarda es incomparablemente más maravilloso que lo que has dejado tras de ti. Una vez hayas depositado tu vida bajo Mi guía y orientación directa, ¿Cómo podría ir algo mal? Sólo si das un paso adelante y entonces comienzas a preguntarte si has obrado bien, y consientes que te entren dudas y temores, se empezará a agolpar todo en tu interior y comenzarás a sentirte abrumada ante el peso de tu decisión. Por lo tanto, suelta ese peso, libera el pasado y sigue adelante con un corazón lleno de amor y gratitud.















