Los Verdes de Europa-Tarifa, “Somos Tarifa” y el “Colectivo Cigüeña Negra” han realizado gestiones desde noviembre 2021, llegando recién en Julio 2022 a una información más esclarecedora de los hechos por lo cual exigen la necesidad de revisión de todos los Parques eólicos en la provincia de Cádiz por ser una zona de migraciones de aves entre Europa y África y considerada como IBA ( Áreas importantes para la conservación de aves) por SEO/Birdlife.
Opinan que se está cometiendo delito de dejación de funciones al permitir por medio de omisiones de responsabilidad un grave daño a la biodiversidad cuestionando el sentido de la reintroducción. ¿ Matamos primero para después reintroducir y volver a matar?
Indican que, debido a la muerte de un pollo de buitre negro, especie en peligro de extinción, perteneciente al Proyecto “Monachus” del grupo “Grefa” en Madrid, que pretendían su reintroducción, fue la clave por lo cual los colectivos mencionadas anteriormente comenzaran a recabar información al respecto, ya que, la mortandad de aves generalizada producida por los Parques eólicos se ha disparado año tras año. Seguimos dicen, sin planificación básica de estos Parques eólicos y sin que se haya tenido en cuenta la acumulación de los mismos.
Como respuesta a la información ante la muerte de este ave, la Delegación Territorial de Desarrollo Sostenible en Cádiz se amparó en un informe de la propia empresa cuya descripción del incidente no satisfacía a los grupos, exigiendo más documentación. Ante el continuado silencio administrativo, entendían que se quería ocultar datos sobre dicho Parque eólico construido en el 2018 y enclavado entre dos protecciones comunitarias de más alto nivel ambiental, entre el Parque Natural de los Alcornocales y Ríos Guadiaro y Hozgarganta.
Después de ocho meses de insistencia, llega al fin la información que deja en evidencia la exigencia de revisión relacionada con todos los Parques eólicos, opinando los grupos que se está produciendo desde hace años el famoso “Hecha la Ley, hecha la Trampa” y recuerdan el caso similar de la Repotenciación del Parque eólico KW-Tarifa denominado “El Cabrito” dentro del Parque natural los Alcornocales en Tarifa sin el correspondiente Estudio de Impacto.
Su portavoz Rosmarie Hennecke opina que es patético ver como la administración se doblega a los intereses privados. Durante años he presenciado el hecho que desde “dentro” de la administración se solicitaba ayuda a los “ecologistas” para que tomaran vías hasta la UE, no siendo capaces de tener el suficiente coraje de parar los pies a las decisiones políticas. Espero que esto algún día cambie y no se sigan amparando detrás del ridículo “yo soy solo un mandado” y que los políticos dejen de ser las “marionetas” de la industria apostando por un sistema corrupto. He leído informes donde se indicaba todo el daño que se produciría con la implantación de estos Parques eólicos y al final, se firmaba como “favorable”. Por el bien de todos, es tiempo de cambios para poder restablecer la confianza en la administración y en los políticos.
Este Proyecto, que debió como todos los demás Proyectos de ésta índole estar incluidos en un “Plan de Parques eólicos” con su propia Evaluación de Impacto ambiental sigue hasta la fecha brillando por su ausencia. Así es que, poniendo “remedio” al no ejecutado Plan, se siguen haciendo “proyectos” sin la exigida Evaluación de impacto aplicando la directiva hábitat de 1992 y la protección de la directiva del año 1979 de la UE sobre aves silvestres manifestando su objetivo: “por la regresión de la población de aves en estado salvaje constituyendo un grave peligro para la conservación del medio natural, en particular debido a la amenaza que supone para el equilibrio biológico”.
Los comienzos de este Parque se remontan a una solicitud administrativa de “Wind Ibérica” del año 2001 con una trayectoria que llega a su construcción en el 2018, con varias prorrogas y cambios de empresas, asumiendo la titularidad en el 2011 ENEL UNION FENOSA RENOVABLES S.A., hoy Naturgy. Además, se fueron realizando modificaciones que irrisoriamente denominaron: “modificaciones no sustanciables” cuando se trataba nada más ni nada menos que un cambio de generación de aerogeneradores con dimensiones mucho más amplias y más destructivas, desde todos los puntos de vista. En el 2006 un Estudio de avifauna señalaba que la zona acumula una peligrosidad potencial.
Es en ese momento, manifiestan, acorde a la directiva hábitat no debieron permitir su instalación. En el año 2020 explican, la Junta hace un requerimiento a Naturgy por el cual no se puede entender que hasta la fecha no se haya actuado acorde a ello: “desde la entrada en funcionamiento del Parque eólico se viene registrando una muy alta tasa de colisión de grandes rapaces con los aerogeneradores habiendo muerto entre febrero y junio del 2020 un total de 8 buitres leonados, 2 águilas calzadas y un halcón abejero en los 12 aerogeneradores lo que supone una tasa de aproximadamente 2.6 grandes aves/generador y año, con mucho la más elevada hasta ahora registrada en esta provincia. Es así que el Plan de Vigilancia Ambiental podría no estar siendo así debido a la alta siniestralidad y el número de paradas preventivas es prácticamente nulo lo que supone que podría estarse incumpliendo el programa de vigilancia ambiental exigiendo la aplicación estricta de los condicionantes”.
La mortandad siempre fue elevada en Cádiz y desde siempre se intentó callar ésta situación, al igual que el real funcionamiento de la “Vigilancia ambiental” y el cumplimiento de los condicionantes. Si queremos seguir teniendo migraciones de aves entre Europa y África dicen, y se piensa con visión de futuro para las próximas generaciones, urge un cambio ya hoy y no mañana.
La Junta tiene la competencia de exigir que se desmonte por incumplimiento el Parque eólico y con costos a la propia empresa. Nunca debió permitirse dicen, éste Parque eólico y otros.
La muerte de este pollo “buitre negro” no puede ser en vano. En qué cabeza cabe que se permita la muerte de diferentes especies en peligro de extinción con toda premeditación y después se las introduzca para volver a matar. ¿En qué mundo disparatado vivimos? concluyen.