Sócrates.Por: Ángel Luis Jiménez.

Hoy voy a hablar de Sócrates como se hace estos días en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, porque ahora Sócrates está de actualidad, aunque debería estarlo siempre. “Sócrates. Juicio y muerte de un ciudadano” es un texto de nueva creación, que lleva al escenario el juicio del filósofo ateniense condenado a muerte por denunciar la corrupción y la superstición de su tiempo.Sócrates, además de ser uno de los pensadores más conocidos de la antigua Atenas y maestro de Platón, está considerado el padre del pensamiento occidental. Un sabio que no quiso escribir sus pensamientos porque consideraba que todo el mundo debía desarrollar los suyos. Fue el autor de aquella irónica expresión con que la Humanidad reconoce hoy su ignorancia: «Sólo sé que no sé nada».El actor Josep Maria Pou da vida al pensador en un texto escrito y dirigido por Mario Gas. Se encarga de interpretar a un Sócrates que será juzgado y condenado por sus conciudadanos tras haber denunciado la corrupción en Atenas y haber advertido sobre el papel supersticioso y manipulador de la religión oficial. Acusado de despreciar a los dioses y corromper a la juventud, se negó a huir, como le proponían sus discípulos, cuando fue condenado a ingerir una copa de cicuta. Y su muerte acabó convertida en una de las más famosas de la historia.Este estreno teatral no puede ser más oportuno y actual, con Grecia como centro de todas las miradas de Europa, por hechos diferentes o parecidos, ¡juzguen ustedes!, como la falta de libertad para decidir su destino y soberanía, pisoteada por aquellos que en Europa se llaman a sí mismos demócratas. Lo cuenta José María Pou, “la obra viene a reflexionar sobre las ventajas e inconvenientes de las democracias, y sobre los peligros de la inestabilidad, de aquellos que quieren cargarse la democracia y de aquellos que son víctimas de democracias malentendidas. Todas esas cosas están en el texto…”.El texto, firmado también por el actor Alberto Iglesias, surge de la obra de Platón, y cuenta con la aportación del propio director que ha catalogado el tema de la obra como “muy atractivo”, además de afirmar que “Sócrates fue un demócrata masacrado por la propia democracia”. La escenificación está planteada como “teatro procesal y es un espectáculo participativo; será como un ágora pública en la que trataremos de hacer copartícipe al espectador”. El escenógrafo Paco Azorín asegura que “los espectadores serán público, pero también jueces, testigos y acusadores”.Ya me gustaría a mí que los españoles fuéramos jueces, testigos y acusadores de este mal Gobierno, que está poniendo en peligro nuestra democracia con leyes absurdas, no constitucionales o poco democráticas como la discutida LOMCE del exministro Wert. Una Ley rechazada ya por once Comunidades Autónoma, y que entra en vigor de pleno en el curso 2015-2016. Y cuyos valedores presentan como una “maquina de competitividad”, dejando destartalada la más fundamental “maquina de la curiosidad”. No entienden que si se hipertrofia la curiosidad, no hay competitividad.Este modelo educativo de la derecha sitúa en la marginalidad más precaria a la Filosofía, la Literatura Universal y las Artes. En este periodo, como el denunciado por Platón, asociado a la corrupción y a la manipulación interesada de la religión oficial, el Gobierno se deshace definitivamente de todo lo asociado con la satanizada Educación para la Ciudadanía y sus “por qué”. La arbitrariedad no soporta ese interrogante y prefiere gente indolente que no haga preguntas, y si no “cicuta”.

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