Mi nombre, mi DNI y cualquier otro elemento que sirviera para definir lo que soy ya no tiene importancia. Ahora no hace falta conocerme para poder asegurar con férrea convicción cuáles son los adjetivos que pueden atribuírseme.
Desde el pasado domingo, casi sin saber cómo, he pasado a ser de Andalucía. Cualquier otra circunstancia posible queda ensombrecida por las características inherentes a dicha realidad.
Sí, el lugar donde nací ha tomado las riendas. La línea que en algún momento de la historia alguien decidió trazar impone, como ya les ha pasado a muchos –aún pasa-, el abrigo de la manta con la que cubre sus dominios.
Aquí me encuentro bajo la manta, con el resto de andaluces, con el resto de a los que, como a mí, no les corresponden más calificativos que los que deciden aplicar los que ven la manta desde arriba. Seguramente, todo lo arriba que se encuentra quien necesita estar a lomos de otra especie para hacer visual la diferencia que en términos genéticos no se aprecia.
Y de tierra va la cosa, porque no solo depende de la tierra en la que uno haya nacido. También es un requisito básico para analizar el carácter, la tierra que uno posea. Y no importa cómo la haya conseguido o que el que la consiguiera ahora yazga bajo ella, demostrando así que no hay tierra que se posea por más tiempo que el que podamos pisarla.
Soy andaluza y mis antepasados no conservaron más tierra que la que manchaban las suelas de sus zapatos. Soy vaga, una joven sin interés en prosperar y si me hubieran dado una subvención me la habría gastado en el bar. (Diría que en vez de la subvención me gasté la beca pero como tampoco me corresponden las ansias de futuro, no he tenido de eso.) Es el hierro candente con el que el señor de mi cortijo marca el ganado.
Hasta ahora no me había dado cuenta de que la “generación ni ni” nació, creció, se desarrolló y muere en los márgenes que marcan el sur de España.
Y por encima de la manta, más alta que el hombre a caballo, una negra “milana bonita” extiende su sombra sobre un pueblo que hoy mira hacia arriba y se horroriza de la terrible visión – por más de uno considerada extinta- que vuela sobre sus cabezas. Firmado: Lorena Ruiz.
Vídeo: «Salvados», de La Sexta Tv.
Fuente: Youtube, subido por wyomingforever el 12/12/2011.