A los cantamañanas de medialuna. Por. José Hidalgo de Castro

Estas personas que no son lo que parecen, además de ser unas personas reprobables, por su forma de entenderse en la vida, normalmente, padecen con frecuencia diarrea mental, y por lo que en algunos se aprecia, exagerada, ocasionada por la retorcida manera de pensar, que llevan en bandolera un españolismo casposo, dispuesto al insulto disparado a ráfagas excluyentes y se creen, a modo del Quijano cervantino, con
la potestad de señalarse como repartidores mayores de reino, de carnet de buena o mala ciudadanía, ceguera propia de su sentido particular nacionalista que no le permite ver más allá de sus narices, por cierto.

De todas las maneras, habría que señalar a estos buenos españoles, a estas gentes de bien, como se autocalifican que, se han quedado muy cortos, que no son dos millones solamente, que son muchos más los que no han votado al Partido Popular.
Por otra parte, habría que aconsejarles que viajen más por España y menos por Nueva York, y que abran su espíritu al conocimiento de las cosas y, comprenderán o aprenderán muchas cosas de esta España nuestra.

Podrán comprobar que España y los españoles, son mucho más o, muchas cosas más que la España de guitarras y copas en las ventas, la España de toros, charangas y panderetas. Aprenderán que España es diversa, diversa y tolerante, tan tolerante que les permite a esos que se ponen etiquetas de patriotismo, como a los que no, que les amparen los mismos derechos. Que no les hacen falta las banderitas al pecho, para
sentir tanto cariño como el que más, por la tierra donde nacieron. Siente un españolismo integrador donde las fronteras de los pueblos y regiones no pasan de ser la misma patria, pero en pequeño. Lo que les pasa a los nacionalismos excluyentes, es que son como a los miserable de Víctor Hugo; que se desprecian a sí mismo.

Confunde, como todos los obcecados en un pensamiento único, no lo que es España. España que, además de ser un trozo muy pequeño de tierra de este planeta, es, por encima de todos, un lugar de hombres y mujeres libres que, ejerciendo esa libertad, son y serán lo que decidan, no lo que otros le impongan. El estreñimiento propio de los nacionalismos intolerantes, o la intolerancia sin rodeos, es el cáncer que más crece en
las sociedades de muchos lugares del mundo.
El viajar es un buen antídoto contra los nacionalismos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

· Noticias de Hoy
· Lo + Leído

Quizás te interese.

Destacamos en Tarifa

Síguenos

Recibe un email al día con las noticias de Tarifa

Se ha enviado el formulario correctamente.

En breve le contactáremos

Muchas Gracias