Es inevitable, les guste o no a todos, Burgerking recibirá por la entrada baja a todos los visitantes de Tarifa. Imagino a ese alemán que llega huyendo de Berlín (y buscando lo que Tarifa ofrece, naturaleza, deporte, salud .un paraíso), y se encuentra un Burgerking una empresa en las antípodas del concepto Tarifa que se desea y debe transmitir.
El daño es grande, inevitable y significa el final de un periodo para Tarifa, no es la primera franquicia que se asienta en la ciudad, pero su fuerza en comunicación y estética la convierte en punto de inflexión.
Nadie tiene la culpa, el Ayuntamiento no puede denegar un permiso legal, los empleos que dará buenos son pero cuidado con la imagen, cuidado con el mayor atributo de venta de Tarifa, ese sí sale dolorido del envite.
Lugares como Venecia o Toledo obligan a estas franquicias a ciertas concesiones, a adaptar su imagen al entorno de la ciudad, quizás sea momento de pensar en eso, de aceptar el cambio pero minimizar su impacto en el tesoro de Tarifa, su imagen.
Fdo CRL