El 8 de Marzo  ¿Celebración o reivindicación? Por María Caballero

Ayer se celebró en España el día de la mujer. Con estos días marcados en el calendario, como el Día de los enamorados, el día de los Derechos Humanos o el día del Medioambiente me rebelo bastante. Es como si los otros 364 días pudieras denigrar a las mujeres, odiar a tu pareja, explotar a los trabajadores o talar el Amazonas.

Soy mujer desde mi nacimiento y me puedo definir como heterosexual, aunque si en mi adolescencia hubiera habido la información, libertad y posibilidades que hay ahora, probablemente hubiera explorado al menos por un tiempo otros caminos. Si en la época en la que me dio por vestirme con ropa de hombre y de sentirme ajena a todo lo femenino hubiera dado con un entorno afín y unas leyes más permisivas, es probable que me hubiera planteado otras opciones.

En cuanto a los asuntos de género y preferencias sexuales, me quedo con la explicación que José Luis Sampedro hizo en su libro El amante lesbiano (2000). En él expone que el género y las preferencias sexuales no se pueden clasificar en términos de blanco o negro, sino como una infinita escala de grises. Una persona puede considerarse femenina un 80% y masculina un 20%. Ahí caben todas las proporciones posibles, y además esta proporción no es fija, ya que puede variar y evolucionar. Por otra parte está la atracción hacia otros géneros. Puedes sentirte 80% femenina y sentirte atraída un 60% hacia los hombres y un 40% hacia las mujeres, o sentirte un 90% macho y sentirte atraído un 90% hacia los hombres… todo cabe y cambia y de nada sirve intentar encasillar, obviar todas las posibles opciones y simplificar clasificando entre hombre/mujer o hetero/gay.

Por otra partea, la parte femenina y masculina se refleja en la concepción del yin y el yang, cada cosa tiene su opuesto que a la vez es complementario y que alberga dentro de sí parte del contrario.

Todas las personas tenemos en nosotras parte femenina o yin y parte masculina o yang. Lo yin o femenino está asociado a la sensibilidad, el autocuidado, el cuidado de los otros, la fluidez, la intuición, la cooperación y el mundo interior…, el yang está asociado a la fuerza, el ímpetu, los límites, la potencia, el cazador y el guerrero…

Cada persona llevamos dentro de sí ambas fuerzas complementarias, y hay que cuidar de ambas para lograr el equilibrio necesario en cada momento. Si una persona (hombre o mujer) está triste o se siente vulnerable, puede conectar con su parte yin, cuidarse, ir hacia dentro y permitirse descansar, caerse, llorar, pedir ayuda. Otras veces las circunstancias piden conectar con la parte yang, con la parte fuerte, de lucha, reivindicación, logro de objetivos, protección y defensa.

Las creencias, la educación, el entorno y las costumbres tienden a limitarnos en una u otro lado. Nos han dicho que las mujeres son frágiles, débiles, que no puede luchar, competir ni usar la fuerza, que dependemos de los hombres para que nos cuiden y nos protejan. Los hombres tienen que ser muy machos, no permitirse el llanto ni la vulnerabilidad, no bailan, no conectan con sus emociones, no se sinceran, no abrazan y no piden ayuda. Todos representamos nuestro papel desde el nacimiento lo que implica amputarse la otra parte con su correspondiente dolor y frustración.

El día 8 de marzo, propongo celebrar la parte femenina que todos llevamos dentro en vez de alimentar el enfrentamiento entre hombres y mujeres y tristemente también entre los dos bloques  feministas que trabajan en defensa de la mujer. Propongo celebrar y honrar lo femenino, lo que se asocia a la sensibilidad, al cuidado de los demás y al autocuidado, a la generación y creación y protección de la vida en todas sus facetas, a la creatividad, la fluidez, la intuición, la introspección, la compasión, la vulnerabilidad, la suavidad, la lentitud, la complicidad. Y desde ese lugar, abrirnos, acoger y conectar también con lo masculino, con la parte yang que llevamos cada una de las personas, con la fuerza, el ímpetu, la potencia, la defensa, la proactividad y los límites. Veamos que ambas partes se complementan, se potencian, se contienen…se necesitan.

Dicho esto, creo que todos, hombres y mujeres, deberíamos contactar con nuestra parte yang y unirnos para luchar contra todas las injusticias de trato hacia las mujeres en España y también contra todas las barbaridades que tienen que soportar en otros países… Cada vez que pienso en la ablación de clítoris en África, la prohibición de educación y de todo tipo de derechos en Afganistán e Irán, los matrimonios infantiles en India y Pakistán, la explotación sexual en casi todos los países… no entiendo cómo dejamos que ocurra sin hacer nada para remediarlo o al menos combatirlo.  Tan injusto o más me parecen esas acciones como la invasión de Rusia a Ucrania, que ha recibido el apoyo unánime y los recursos de todos los países Europeos y USA.

Celebremos lo que nos acerca y lo que nos une, lo que nos hace más grandes y más plenas y no lo que nos separa. Pero también reivindiquemos los derechos de las mujeres en todos los lugares dónde serlo, implica habitar en el infierno.

 

 

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