IAM|REDACCIÓN
Creo poco en las casualidades. Más bien no creo nada en ellas, Y partiendo de aquí, entiendo que la llegada del tristemente famoso submarino nuclear a la colonia inglesa de Gibraltar coincidiendo con la celebración del Tratado de Utrecht en la Roca más que casualidad es un regalo envenenado de los maestros en diplomacia que son los ingleses que llevan siglos metiéndole a España goles por toda la escuadra con Utrecht y sin Utrecht de por medio. Gobierno británico (ya que en este asunto nuclear Fabian Picardo y su gobierno no pintan nada ), que ha puesto en valor lo de “no quieres Tireless toma tres tazas”, removiendo la dura polémica generada por la llegada en el año 2000 del HMS Tireless que venía averiado, polémica que duró un año lo que tardó en la reparación de su sistema primario de su reactor nuclear, ante la pasividad elevada a la categoría de cobardía del por entonces gobierno del PP que presidía, José María Aznar pese a que la Comarca no permaneció inmóvil y protagonizó un año de duras protestas y movilizaciones. La primera manifestación contra el Tireless se produjo el 12 de julio de 2000 de forma simultánea en Gibraltar y en La Línea. Participan unas 3.000 personas que instaron tanto al Reino Unido como a España a trasladar al submarino a un puerto inglés para su reparación. A una nueva protesta en el Peñón y a una recogida de firmas por parte de los grupos ecologistas Agaden y Verdemar les siguió la creación en septiembre de la Plataforma Ciudadana Antisubmarino, formada por asociaciones, ecologistas y sindicatos, pese a lo cual no lograron ni que el sumergible se marchara antes, ni que el Gobierno central, con el PP y José María Aznar al frente, adoptara una postura más exigente respecto al Reino Unido. Un jugada la del silencio ante lo que es una provocación que se ha vuelto a repetir por el actual Gobierno del PP, esta vez ante la indiferencia de las fuerzas vivas dada la crítica situación que se vive en todos los aspectos. La excepción viene dada por los ecologistas de Verdemar cuyo portavoz, Antonio Muñoz coincide en lo de que la llegada del Tireless puede tener un componente de «provocación», al tiempo que ha preguntado los motivos de su visita y también si las autoridades españolas han sido informadas. Además, alertó del riesgo que supone su presencia «máxime con el problema que tuvo en Gibraltar en el 2000, con una fuga radioactiva». Así mismo, se quejó de «la permisividad en el Peñón y la falta de movilización entre los gibraltareños». Desde aquel año 2000, Verdemar ha realizado un seguimiento no sólo del Tireless sino de todos los submarinos que han recalado en estos años en el Peñón. Así, ha elaborado una base de datos en el contabiliza hasta 52 escalas hasta el regalo de la nueva visita del Tireless.