Morir de Éxito. Por Silvia Martín

Mientras todos contemplan el paraíso pocos son los que se preocupan de protegerlo, de cuidarlo, de mimarlo…
Y cuando algo no se cuida, se pierde con el tiempo.

Todos llegamos aquí embobados y absorbidos por lo bueno de lo simple… Pero al rato ya queremos adaptarlo a nuestras comodidades y así poco a poco se va perdiendo la esencia… Se desvanece y los paraísos dejan de ser paraísos para convertirse en damas en decadencia de lo que fueron.

La especulación, la ansia de poseer, la codicia, el descontrol, las aceras rotas,  la suciedad, el caos inmobiliario, las playas antes vírgenes, perdiendo su pureza, las papeleras llenas cuando consigues encontrar una, la sobre explotación turística, los precios abusivos, la falta de preocupación por el alumbrado y la limpieza, las cacas de perro en cada calle, el olor a orín en cada rincón.
Esa realidad que no sale en los selfies ni en las redes sociales, eso, también es Tarifa.

Hemos pasado de alquilar una casa a convertir los alquileres en una subasta donde siempre hay quién puja más alto porque le sobra, porque no lo necesita, porque tiene el capricho y así hay cada vez más trabajadores sin casa, bares y restaurante sin personal, negocios con un servicio pésimo y niveles altos, muy altos de estrés para los pocos que han tenido la ‘suerte’ de conseguir una habitación que les va a costar casi la mitad de lo que van a ganar, y en la que no van a poder habitar, porque están trabajando jornadas infames para poder cubrir los puestos de los trabajadores que no han podido venir por no tener donde dormir.

Los apartamentos ilegales suman mucho más que los legales,… El ‘todo vale’ se ha impuesto y el ‘a cualquier precio’ también.

¿Empadrónate? ¿Dónde? Si el casero está cobrando una ayuda del estado y no quiere declarar el alquiler.
¿Dónde? Si me echan a la calle en Mayo ¿Dónde? Si vivo en un garaje sin cédula de habitabilidad.
¿Dónde? Si me han alquilado una casa prefabricada en a tomar por culo y sin dirección.
Se alquila alcantarilla hasta Junio…
Tengo un balcón donde cabe una silla para alquilar… Eso será lo siguiente si esto no se frena.

A medida que aumentan las viviendas construidas disminuye el número de alquileres anuales, con sus 12 meses, incluidos sus jugosos veranos…
A más casas menos hogares.
A más turismo menos personal para trabajar.

Que un 5 de agosto los restaurantes y bares del centro se queden sin luz a la hora de la cena mientras cientos de personas están enchufando el secador de pelo y la plancha para lucir bonito esa noche, es casi una normalidad.

Que pises mierda por la playa y que algunos extranjeros la confundan con el barro de punta paloma es más que usual.

Ya casi ni se puede caminar descalzo por la playa sabiendo lo que ella, la pobre, alberga en sus entrañas de porquería.

Ya todos sabemos, que cuando llueve 5 minutos más de lo normal las alcantarillas vomitaran toda la mierda que esconden.

Ruidos permitidos a cualquier hora en forma de pitidos, patadas a los contenedores y gritos.
Prohibición del sonido armónico, estructurado y en sintonía  de los conciertos, de la música, de la CULTURA.
La mala educación por montera, y el salvajismo como bandera.

Dunas ‘protegidas’ llenas de latas, cristales rotos, papeles, colillas, bolsitas y olores a humanidad sin escrúpulos… Y ni rastro del servicio de limpieza.

¿Hace algo el ayuntamiento? Quizá si, pero quizá también deberían hacer muchísimo más…
Quizá el ayuntamiento y todos los que han pasado por él deberían darse cuenta del verdadero significado de este lugar, de que este entorno se merece el máximo de los respetos, y de que entre todos tenemos la obligación moral de protegerlo para que no desaparezca.

Habría que recordarles que este lugar tiene una riqueza cultural, ecológica y biológica única en el mundo, que el Parque del Estrecho fue declarado por la UNESCO el 25 de octubre de 2006 Reserva de la Biosfera Intercontinental del Mediterráneo y que nos lo estamos cargando.
Que Valdevaqueros además de ser el paraíso de los ‘kiters’, blogueros e ‘instagramers’ también es el lugar de refugio para aves que residen allí.
Que los intereses económicos no pueden estar por encima de la protección de este entorno.

El negocio más pequeño paga casi 400 euros anuales en concepto de basuras mientras en su puerta se amontona la poca vergüenza de la falta de servicio de limpieza en las calles, en las playas, en los rincones, de día y de noche.

No hay ningún tipo de regulación lógica urbanística, se siguen aprobando macro proyectos que atentan directamente contra el medio ambiente como si de un tiro en la sien se tratase, buscando continuamente cómo sortear la normativa de la costa.

No se construyen parques, no se hacen zonas verdes, no se plantan árboles ni existen espacios agradables para la gente mayor, ni para los niños, ni para todos los demás que nos gustaría pasear por una ciudad agradable y bonita.
Faltan flores.
Faltan muchas flores.

Sólo importa acumular fortuna reventando sin piedad… Y cuando haya reventado, buscaremos otro paraíso en estado puro, mientras nos olvidamos de este.

Así es la voracidad humana que no aprende de errores pasados ni pretende mirar con cariño este lugar mágico y único en el mundo.

Yo, desde aquí le hago una reverencia a Tarifa y brindo por todos aquellos y aquellas que la quieren y quieren seguir viéndola ¡crecer bonita!
Porque se puede hacer bien.

Nota: Hemos querido recuperar esta opinión que ha sido la más leída el pasado 2022, tiempo de reflexionar como sociedad.