Habrá anarquía de las rosas
perplejidad del desierto
ola en el alma de los ríos
Las mujeres abrirán la marcha
De «Le soleil se meurt», Abdellatif Laãbi
Bailar lo prohibido, prohibir lo vetado, censurar el juicio, abolir lo promulgado. Por lo feo, a lo bonito. De lo oscuro, a lo más sagrado. Abraza a quien no conoces. Qué bueno que estemos aquí. En medio del Valle de Mena estaba el Jardín del Edén, y se amplió la familia con Alas para Voarte. ¿Quién nos va a parar ahora? ¿Acaso lo hicieron antes?
Anarquía de las rosas.
Ven, te cuento un secreto, y luego me lo cuentas tú a mí. ¿Lo ves? Que los barrancos no existen. Ahora ve a danzar tu esencia, juégatela con el NO. Aún puedo sentir la fuerza. Ay, el cuello. La luz y la fuerza, la misma. Ay, la voz. ¿Quién me va a prohibir a mí… el qué? ¿Que me deje de reír? Ay el canto. Ay la carcajada y el llanto. Ay el dedo del pie de Sara. ¿Tú y cuántos más, cuántos…? No hay gitanos en la Alhambra capaces de detener el baile de un puñao de gitanas. Nosotras y las demás. No nos callarán jamás. Laura la Mora, Iria la Gala, la Astur Geli, Rosa Elva la Mejicana.
Perplejidad del desierto. Agua, agua, ¡agua!
La sombra detrás del SÍ. Quiero. Se acabó la identidad; abre los ojos ahora. Podemos reconocernos. Déjame que te acaricie. No digas nada, no temas. No hagas algo que no quieras. No pares, no mires, no hables. En la noche del solsticio se desató la tormenta sin dejar el ir, y el venir, el venir y el ir, el vaivén, sin irse… sin miedo y sin culpa ya. Sin pecado, concebida. ¡Ay mi María! Qué bonitas en la infancia, gracias por la adolescencia. Te quiero en mi vida adulta.
Las mujeres abrirán la marcha.
Metida en la veredita del río, en medio de la hierba y la espiga, entre milagros, veré danzar en el agua a Pote, a Gabriel, a Mari, a Raquel, a Nero, a Jorge… y sabré que habéis llegado. ¡Que suenen ya los violines! Las arañas tejen puntillas. Patricia, tú me acompañas.
Ola en el alma del río.
Libertad, Alegría, Pureza. Las libélulas azules también hacen el amor. Yo quiero ser como ellas.
Que Dios te bendiga, mi Voa. Que sigamos siendo arte.
Hoy, para ti, mi poema.
Madre
Abdellatif Laãbi
Madre,
mi magnífica
mi imprudente
Tú que te preparas para traerme al mundo
por favor no me pongas nombre
porque los asesinos están al acecho
Madre
Haz que mi piel
sea de un color neutro
Los asesinos están al acecho
Madreno hables ante mí
Me arriesgo a aprender tu lengua
y los asesinos están al acecho
Madre
escóndete cuando reces
déjame fuera de tu fe
los asesinos están al acecho
Madre
eres libre de ser pobre
pero no me lances a la calle
los asesinos están al acecho
Ah madre
si pudieras abstenerte
esperar días mejores
para traerme al mundo
quién sabe
Mi primer grito
haría mi alegría y la tuya
Yo saltaría entonces
a la luz como una ofrenda de la vida a la vida