Lunes, 5 de junio. Quise ponerme sandalias para ir al cumpleaños de Marcos pero no paró de llover. Menos mal. Si no, todavía estamos bailando. Es lo que tienen los 50 y es lo que tiene Marcos, esa capacidad de reunir a no sé cuantos grupos diferentes y que todos encajemos con él en medio. Y su alegría contagiosa. Pues eso. A por otra vuelta al sol.
Enfrente de Es Vedrá también llovió, pero de otra forma, y ahí sí llevaba sandalias. Aunque no me hicieron falta. Casi todo el trabajo lo pudimos hacer descalzas, y ya de vuelta en Madrid, después de casi firmar la muerte de Ryanair, terminamos Laura y yo sin querer cenando ostras y también fue su cumpleaños. Esa misma noche, vete tú a saber si no fue por las ostras, se activó la montaña rusa y así ha estado la semana, arriba y abajo, de celebración en celebración (20 años de Escritores, gracias por la luz, Raúl), de risa en llanto, de viajes… y ya sabemos lo que hay después. Resaca. Y que la resaca al final es también una puta noria y lo único que se puede hacer es esperar a que termine.
Y en eso estamos. Hay veces en las que una se pregunta si de verdad la vida es mejor cuando los días son más largos.
Que este lunes sea bueno y la luna llena te mire. No dejes de verla tú.
Que acojamos lo que llega. Agarrar la mano a tu padre antes de que se despida. Y que cada latido de su cuerpo se quede en tu corazón.
Que estés bien.
William C. Schutz
Joie (la alegría)
El gozo es lo que se siente cuando se permite al potencial realizarse. El hecho de realizarse da al individuo la impresión de que puede afrontar su medio ambiente: vuelve a tener confianza en sí mismo porque se siente amable, competente, interesante, capaz de afrontar las situaciones que se le presentan, presto a utilizar sus propias capacidades integralmente, libre, en fin, de expresar sus sentimientos. La alegría exige un cuerpo pleno de vida, el estar a gusto consigo mismo, relaciones fecundas y satisfactorias con los demás y éxito en las relaciones sociales. Toda clase de obstáculos se oponen a la realización de este potencial. Los métodos en los que reposa la organización de las instituciones sociales asfixian toda creatividad e imponen la mediocridad. La sociedad parece dar más importancia a las relaciones marcadas por la hipocresía y la superficialidad, que lejos de ser fuente de felicidad para los individuos, estos se ven obligados a tolerarlas. Los principios de la educación, el comportamiento sexual, muchos de los dogmas religiosos, la aptitud hacia el éxito material, la confusión entre masculino y femenino… se aúnan para hacer más difícil al individuo el hecho de aprender a conocerse, a amarse, a familiarizarse con sus propios sentimientos y sus deseos, a fin de llegar a disponer de sí mismo con eficacia y con alegría.
(…)
¿Cómo se llega a la alegría? El esfuerzo más grande consiste desgraciadamente en deshacer. El sentimiento de culpabilidad, la vergüenza, la molestia, el miedo al castigo, el miedo al fracaso, el miedo al éxito, el miedo al juicio, todo esto debe desaparecer. Hay que superar los obstáculos que nos impiden relajarnos. Hay que transformar los comportamientos, pensamientos y sentimientos destructivos y paralizantes. Hay que desarrollar y ejercitar las capacidades y las disposiciones. Esto parece una tarea aplastante, pero existen razones para el optimismo. Muchos estudios se han hecho y se están haciendo actualmente a todos los niveles. Las paginas siguientes dan una presentación más detallada de estos diferentes niveles, describen ciertas de estas técnicas absolutamente apasionantes, que se emplean actualmente para desarrollar el potencial humano.