No son ladrones. Son mafiosos organizados o anti-demócratas declarados. Tenemos que empezar a utilizar el lenguaje adecuado a las circunstancias concretas que se están dando en nuestra sociedad. Aquí no hay unos cuantos políticos que se han aprovechado de su puesto para robar. Aquí hay una organización bien establecida que se ha dedicado a prevaricar y robar durante muchos años y que abarca a todos los sectores de la sociedad. Es la mafia española. La “cosa nuestra” española. Lo mismo que existe un anti-cristo (esa persona que dice representar al cristianismo, pero que en realidad nos muestra día a día que no es una persona con sentimientos humanitarios ni cristianos), existe un anti-demócrata (esa persona que dice representar la democracia, pero que con sus palabras y sus hechos nos muestra todos los días que es lo contrario de lo que predica).
Ya Miguel de Unamuno decía que a los hombres hay que medirlos por sus hechos y no por sus palabras. Es un ejemplo claro de esto la reunión de Rato con el Ministro de Interior. ¡Es el colmo de las desfachateces! ¡Un delincuente, que junto a Blesa y sus secuaces, crearon el clan de las preferentes, entrando por un ministerio español como Pedro por su casa, cogidito de la mano del mismo Ministro de Interior! ¿De verdad que no es un chiste?
¡Yo aún no salgo de mi asombro! España sigue siendo la España esperpéntica de Valle-Inclán. ¿Y todavía no se ha hundido el mundo? ¿Y el mundo sigue, como si nada hubiese pasado? ¿No estaremos ya en el limbo? No sé. Muchas veces pienso en la novela de Benito Pérez Galdós, «Marianela» y creo que la ceguera moral es más desoladora que la física. El ciego por naturaleza no puede ver, pero ¡ay de los ciegos que no quieren ver por temor a enfrentarse a una realidad que no les gusta! Galdós muestra en su novela su cobardía a enfrentarse a la realidad. Prefiere la ceguera a ver, porque le defrauda la realidad. Yo le contradigo y me afirmo en preferir enfrentarme a la realidad para transformarla, para cambiarla y para mejorarla. ¡Abramos los ojos y cambiemos el mundo, si no queremos que lo hagan los demás por nosotros! Si no lo hacemos, seguiremos dando palos de ciego.