Un Rajoy satisfecho. Por: Ángel Luis Jiménez


 

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El debate de ayer sobre el Estado de la Nación, no fue el de la corrupción, ni el de la regeneración democrática, ni siquiera el del paro. Rajoy solo compareció para sacar la cabeza del agua y recuperar el crédito político que había perdido en su primer año de Gobierno. Tenía que recomponer su figura diciendo aquí estoy, voy a seguir y no me muevo, ni dimito. Para ello utilizó en su discurso un tono alto -dirigido fundamentalmente a los suyos- para mostrar seguridad y, lo que ya se esperaba, una total ausencia de autocritica tanto en sus gestos, como en sus palabras. Lo contrario que Rubalcaba, que en un momento de su intervención fue autocritico y dijo lo que el Gobierno anterior hizo mal o no hizo. Eso pareció un equivalente a una petición de perdón por los errores cometidos, aunque la gente necesita algo más de Rubalcaba y de los socialistas. Sin embargo, Rajoy que llegó al debate en estado crítico, hizo un discurso lleno de trampas y con muchos agujeros para salir -según dijo- con las fuerzas renovadas.

 

El debate como es normal en nuestro Parlamento fue bastante aburrido y previsible. Todo lo que se dice en él queda muy alejado de la ciudadanía, sobre todo, cuando en el discurso de Rajoy no se vieron señales de cambio, que es lo que la gente esperaba y sigue esperando. En su hora y media de discurso, no hubo ni una sola mención a la justicia social. No apareció ningún cambio de actitud, ni planteamiento diferente para afrontar la corrupción, paso previo a cualquier modificación del Código Penal para endurecer las penas por estos delitos. El problema de la mayoría de estos debates es que lo que pasa en la calle no pasa a los plenos y lo que se debate en los plenos no pasa a la calle. Parece como si a los partidos mayoritarios solo les preocupara buscar los puntos fuertes o necesarios para que el bipartidismo no decaiga.

Pero lo que me preocupa de la información aparecida en la prensa canalla esta mañana, es que no se sabía si el balance se hacía sobre el Gobierno anterior o el actual. Pues los titulares de esa prensa podían confundir a la opinión pública al hablar solo de la herencia recibida y no de los errores del Gobierno actual. En un debate sobre el Estado de la Nación, el presidente del Gobierno presenta las cuentas actuales del país y explica cómo está la Nación después de un año de  gobierno. Por lo que no parece lógico ni razonable, que en esa prensa se quiera hacer un balance del Gobierno anterior y de la herencia recibida. Este Gobierno tiene que dejar ya de vivir pegado al retrovisor o mirando siempre hacia atrás, debe vivir el presente, donde están los problemas, y mirando hacia el futuro, donde están las soluciones. La forma de debatir de este Gobierno y de ejecutar sus políticas está afectando gravemente a todas las Instituciones del Estado, incluida la Corona, y nos conducirán, si siguen así, hacia un fallo sistémico de nuestra democracia.

Ahora, finalizado el debate solo queda por conocer qué propuestas de resolución son consensuadas o si solo se aprobaran en el Pleno del Congreso las que apoye con su  mayoría el PP. Pero eso será noticia y motivo de reflexión mañana.

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