Están organizadas en columnas procedentes de distintas regiones y algunas llevan caminando semanasEl manifiesto común llama a caminar por el empleo digno y la renta básica, y contra los recortes, el pago de la deuda o la TroikaConsulta el mapa con los recorridos elaborado por los organizadores de las marchas
Andalucía, la columna más numerosa
La columna andaluza, que comenzó el pasado domingo su andadura desde Santa Elena (Jaén) y a la que ya se han sumado los caminantes de la zona oriental de la región, recorre este miércoles la etapa prevista entre las localidades toledanas de Ocaña y Seseña. Unas 500 personas –la columna más numerosa– integran el grupo que camina desde el sur para llegar a la manifestación en Madrid el 22 de marzo y que, hasta el momento, han realizado el trayecto «con mucho ánimo y sin problemas», cuenta María Ángeles Campos, una de las caminantes.Manifestación de apoyo a la Marcha de la Dignidad en Galicia
Son miles y se dirigen todos a una hacia Madrid, la meta de llegada. Algunos llevan caminando semanas, con las ganas de luchar desbordando la mochila, pero cada día más atenazados por el cansancio. El punto de encuentro de estas Marchas de la Dignidad será la capital, el próximo sábado 22; el lugar donde, sin importar la procedencia, los caminantes levantarán la voz contra los recortes, la pobreza, la corrupción y una larga lista de motivos que ponen cada vez más barreras a una vida digna.»Privatizan lo rentable mientras nos recortan el presupuesto en salud, educación, dependencia, transportes públicos…, lo que redunda negativamente en nuestros derechos ciudadanos», reza el manifiesto que han preparado los convocantes y que subraya la «situación de emergencia social» por la que atraviesa el país.Por el camino, que para muchos es una verdadera travesía por España, el acogimiento de los pueblos de paso es el estimulante que les recuerda que no están solos. Aunque ha habido algún incidente aislado, los marchantes reciben comida, agua y a veces un colchón. El cariño de los vecinos hace el resto.A los que llegan a Madrid a pie, se suman cientos de autobuses procedentes de varios puntos de la geografía, algunos trenes y otros tantos coches, cuyos pasajeros se encontrarán en Atocha a las cinco de la tarde y, desde allí, recorrerán el paseo de la Castellana hasta llegar a la plaza de Colón, donde finaliza un recorrido que se prevé multitudinario.
Galicia, «más que el camino de Santiago»
En Galicia, más de 2.000 personas, según los organizadores, formarán la columna gallega de las Marchas de la Dignidad que se unirá a la manifestación de Madrid y que llegará a la capital de España en dos trenes y unos diez autobuses, además de en numerosos coches particulares. Organizados alrededor de la Plataforma Galega de Apoio ás Marchas da Dignidade, fueron los sindicatos autodenominados «alternativos» los que acordaron poner en marcha hace ya más de un mes el colectivo de apoyo a la manifestación del 22-M. También elaboraron un manifiesto propio para la columna gallega.Cuentan con el respaldo de formaciones políticas nacionalistas como Anova o la FPG y también de Esquerda Unida, rama gallega de IU, o Espazo Ecosocialista, así como de numerosos movimientos sociales y vecinales. El colectivo de la cultura, a través de un manifiesto firmado por más de 160 personas, también ha animado a los gallegos a acudir a Madrid y ha recordado que su capital es «marchar, ir de frente contra los poderes políticos, económicos, visibles e invisibles, que se lo quieren comer todo». Pero el apoyo no es pleno. Algunos sindicatos y partidos, como la CIG (Confederación Intersindical Galega) o el BNG se han descolgado de la consigna.Manuel Caamaño, secretario general de la CUT, uno de los sindicatos más activos en la organización de la columna gallega, cree que la respuesta de la ciudadanía es «absolutamente positiva». «Que miles de personas se desplacen de Galicia a Madrid tiene mucha importancia, porque esto no es ir a Santiago, sino que supone mucho más», recuerda.
Euskadi avanza con paradas simbólicas
Los activistas vascos de las Marchas por la Dignidad han escenificado con un recorrido por Vitoria el pistoletazo de salida hacia Madrid para participar en el acto contra la pobreza y la precariedad del 22 de marzo en Atocha. Una columna de 40 personas se está desplazando ya a modo de avanzadilla hasta Miranda de Ebro.»Esto no es una marcha turística sino política. En Miranda nos concentraremos frente a un hotel que lleva meses sin pagar a sus empleados. Y estas acciones se repiten a lo largo de la ruta», explica Igor Mera, portavoz del movimiento. Después viajarán en autobús hasta Torremocha del Jarama donde les espera el escuadrón de toda la zona norte «para tomar Madrid». A ellos se unirán 40 autobuses y el tren de la dignidad que sale desde Donosti un día antes de la manifestación.Varios participantes en la lectura del manifiesto al final de la etapa en Leioa-Santurtzi. Imagen cedida por CCOO.Varios participantes en la lectura del manifiesto al final de la etapa en Leioa-Santurtzi. Imagen cedida por CCOO.Por ahora y a menos de una semana de la celebración del acto central, ya sobrepasan los 1.000 participantes y la cifra aumenta por momentos. Aspiran a doblar el número de participantes contabilizados hasta el momento. «Hubo gente que se iba sumando según nos veían pasar y otros que se apearon de la marcha en Rentería. Otros llegamos hasta Donostia. El caso era dejarnos ver, que la gente conociera la iniciativa y que se animaran a acudir a la gran manifestación de Madrid», relata Jon Hernández, un activista que caminó bajo un paraguas desde Irún a Donosti.En el caso de Euskadi se trata de una iniciativa inédita en la que confluyen movimientos sociales o sindicales de diversa índole e ideología que dejan de lado sus diferencias para luchar por unos mínimos fundamentales. «La oposición no ha estado a la altura y tampoco ciertos sindicatos mayoritarios. Ante esta tibias reacciones, ¿qué nos queda? Apelar a la ciudadanía para que todos nos movilicemos. Se trata de unirnos más allá de lo que nos diferencia o nos aleja y hacer gala de la fortaleza y poder de esta sociedad unida el día 22 en Madrid», explica Ignacio Funes, del sindicato ESK.
Castilla y León, pocos marchantes pero mucho apoyo
La meseta castellana ha sido una tierra de paso en esta Marcha de la Dignidad. «Esta comunidad es dura como para conseguir movilizar a mucha gente por algo tan necesario como la dignidad», asegura Victorino García Calderón, un profesor salmantino que es coordinador de la Marcha en Salamanca. Aun así, es optimista al hablar del apoyo que están recibiendo en los pueblos de Castilla y León las dos marchas que atraviesan la comunidad: la del Norte y la del Nordeste.Cientos de personas acompañaron el fin de semana pasado a los «marchantes» que atravesaron Valladolid. «Eso implica que hay ganas de luchar por la dignidad», han añadido algunos de los caminantes en la capital valllisoletana. Se prevé que un centenar de autobuses procedentes de las nueve capitales lleguen a Madrid el sábado, un cálculo tirando a la alta que, con todo, es bastante inferior al volumen de movilización en otros puntos de España.
30 autobuses para reforzar la avanzadilla catalanaLa marcha catalana lleva ya semanas en movimiento. Una veintena de personas, que salieron de Barcelona a principios de marzo con destino Madrid, llegarán el viernes a la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz, donde recibirán un autobús con otros 50 activistas que se apuntan al último tramo del recorrido.El sábado está previsto que desembarque en Madrid el grueso de los marchantes en unos 30 autobuses procedentes en su mayoría de Barcelona, aunque también de Lleida, Tarragona o Girona. La vertiente catalana de la marcha, a la que también se unirán activistas que viajan en transporte propio, sumará alrededor de 2.000 personas, según la comisión organizadora.La movilización cuenta en Cataluña con el apoyo y participación de una gran variedad de colectivos que, desde hace semanas, se han coordinado para difundir y organizar la acción. Sindicatos como IAC o COBAS, iaioflautas, feministas, asambleas de parados y pensionistas, la PAH, el colectivo Papeles para Todos y asambleas de estudiantes de la UAB y la Pompeu Fabra también se han alineado a la causa.
Andalucía, la columna más numerosaLa columna andaluza, que comenzó el pasado domingo su andadura desde Santa Elena (Jaén) y a la que ya se han sumado los caminantes de la zona oriental de la región, recorre este miércoles la etapa prevista entre las localidades toledanas de Ocaña y Seseña. Unas 500 personas –la columna más numerosa– integran el grupo que camina desde el sur para llegar a la manifestación en Madrid el 22 de marzo y que, hasta el momento, han realizado el trayecto «con mucho ánimo y sin problemas», cuenta María Ángeles Campos, una de las caminantes.
Marcha de Córdoba que avanza en la columna andaluza hacia Madrid
Con una media de 28 kilómetros por etapa, la columna andaluza de las Marchas pernocta en polideportivos previstos desde la organización en colaboración con los municipios que albergan las llegadas de cada trayecto. Y en cada una de esas localidades, los caminantes andaluces intentan sumar apoyos celebrando actos públicos y asambleas a las que acuden también los vecinos que les reciben.»La gente está respondiendo muy bien», destaca Campos, quien señala cómo en esos momentos, además de descansar y recuperar fuerzas, reciben el apoyo de los ciudadanos. De aquí en adelante, Parla y Getafe, ya en la Comunidad de Madrid, serán las paradas de esta columna antes de enfilar la etapa hasta la capital el próximo sábado.
Castilla-La Mancha, acogedora de caminantes
Aunque la comunidad manchega solo cuenta con una columna, que saldrá de la Puerta de Bisagra de Toledo el día 19 a las 8 de la mañana, la región ha funcionado como una segunda casa para el resto de caminantes, que han llegado a la zona procedentes desde Levante, Andalucía, Aragón y Extremadura.Matilde Castilla, del sindicato STE de Castilla-La Mancha, ha subrayado que «la asistencia fue mucho mayor de la esperada», como ocurrió en el caso de la columna de Córdoba que, en principio, traería a 300 personas pero que alcanzó los 1.000 miembros. Este sindicato ha concentrado sus esfuerzos en supervisar las marchas de Andalucía, Extremadura y Aragón, que suman alrededor de 1.150 participantes.
Columna extremeña de la Marcha de la Dignidad. / Campamento Dignidad Plasencia
Pese a los problemas para organizar el alojamiento de los marchantes en algunas localidades, Castilla agradece el buen el acogimiento de los activistas en la región, donde los pequeños comerciantes y los vecinos han organizado comidas y fiestas de bienvenida para darles un último empujón antes aterrizar en la capital. «Los marchantes no sólo necesitan comida y agua, sino también el cariño y el consuelo de saber que no están solos en su propósito».Este deseo de prestar soporte moral originó en Albacete una Plataforma de Apoyo a las Marchas de la Dignidad, que se encargó de recoger alimentos y organizar el alojamiento de la columna de Levante en un espacio municipal. Aunque esta actividad se desarrolló sin contratiempos, participantes de la marcha aseguran que el alcalde de unos de los municipios de paso, Caudete, les profirió insultos como ‘rojos de mierda. Otra columna procedente de Murcia vivió el mismo episodio a su llegada a esta localidad albaceteña.En la provincia vecina, Ciudad Real, el ambiente fue festivo y acogedor a la llegada de los marchantes de Andalucía, que seguirán su recorrido hasta Toledo; la ciudad donde pretenden reunirse con otras 300 o 400 personas en el tramo definitivo hacia la capital.
Extremadura, origen del Campamento Dignidad
La columna que salió el 10 de marzo desde Mérida se encuentra ya a la altura de Fuenlabrada (Madrid). En ese mismo punto de partida se originó el año pasado el Campamento Dignidad,la acción social que reinvindicaba una renta básica y de la que han bebido las Marchas de la Dignidad cuando empezaron a gestarse. «Son las Marchas de la Dignidad, de la Unidad y de la Rebeldía», rebautiza uno de los integrantes de este grupo, Manuel Cañada.Paso de la Marcha de la Dignidad por Albacete desde LevanteUn centenar de personas componen la columna extremeña, » pequeña pero muy combativa» en palabras de Cañada, quien destaca «la unidad natural del pueblo y la empatía de los vecinos», que en cada una de las etapas están colaborando con los caminantes.»Notamos la cercanía de la gente, que viene a preguntar cómo puede ayudar», relata en uno de los descansos del camino. Y un ejemplo de ello lo vivieron en Valmojado (Toledo), cuyo ayuntamiento no accedió a cederles el pabellón polideportivo para pasar la noche. «La gente del pueblo reaccionó y presionó hasta que nos dejaron dormir en un albergue». Por delante, aún les quedan varias etapas hasta llegar a Alcorcón, de donde partirá el último tramo hasta el centro de Madrid.Canarias, dignidad salpicada por petróleoEl medio ambiente estará muy presente en las Marchas por la Dignidad que recorrerán varias islas del archipiélago canario este sábado. El aumento de las trabas a la producción energética mediante fuentes renovables o la amenaza que suponen para la biodiversidad y la economía del Archipiélago las prospecciones proyectadas por Repsol en aguas cercanas a las Islas, formarán parte de la protesta.Alrededor de un centenar de representantes de organizaciones ecologistas, colectivos sociales, partidos y la Comisión Insular contra las Prospecciones Petrolíferas se sumarán a las Marchas por la Dignidad bajo el lema, NO a las petroleras, SÍ a las renovables. Aunque Canarias no solo se movilizará a favor de la preservación del medio ambiente, también lo hará, como el resto de España, contra el pago de la deuda, por el empleo digno, por la renta básica, por los derechos sociales, por las libertades democráticas, contra los recortes y contra la corrupción.Participarán, por ejemplo, el colectivo Stop Desahucios, el 15M y las diferentes mareas, (la blanca de sanidad, la verde de educación y la naranja de servicios sociales). Belén Hidalgo, de la marea verde y miembro de Asamblea Canarias por la Educación (ASCEP), destaca que las Marchas por la Dignidad han servido para «unir y para crear lazos» entre la ciudadanía. «Se han unido personas desempleadas que no forman parte de ninguna marea», asegura.