Los curas de Cádiz rechazan la vida lujosa del obispo Rafael Zornoza

IAM/Redacción Por estos días, Rafael Zornoza, actual obispo de Cádiz, ha sido blanco de las críticas por parte de un gran número de curas de la región quienes aseguran que lleva una vida llena de lujos, excentricidades y ha sido tachado por algunos por ser presuntamente codicioso. Toda esta polémica se dio luego de conocerse que tenía firmes intenciones de cerrar una modesta taberna familiar que es alquilada por la Iglesia.

 

Pero las críticas al obispo no paran aquí, ya que también ha sido fuertemente cuestionado por la comunidad religiosa al alejar de su parroquia a un cura alegre y espontáneo, quien fue retirado de su cargo  por «cometer el pecado» de cantar y tocar su guitarra ante sus feligreses.De hecho, se ha podido conocer que Rafael Zornoza tiene en la Diócesis una especie de «camarilla» de 20 curas extranjeros que son ultraconservadores y que llevan estilos de vida similares al del obispo en cuestión. Tanto que quienes no están en este grupo de «preferidos», sienten una especie de rechazo y desprecio al no ser tenidos en cuenta para gestionar y decidir los asuntos de la iglesia.

 

Tal ha sido la molestia de la comunidad religiosa que incluso algunos escribieron cartas al Papa Francisco, en la cual denuncian y dan a conocer la excéntrica y lujosa vida del obispo Rafael Zornoza, mejor conocido como el «Obispo señorito». En la carta señalan situaciones que nada tienen que ver con una vida sencilla como sus casas en lugares reservados, su predilección por restaurantes afamados y el consumo de botellas de vino valoradas en más de 200 euros. Además, aseguran que cuenta con coche oficial con chófer más otros automóviles de «camuflaje» y sus reiterados viajes a distintos lugares del mundo que poco tienen que ver con las funciones en la Diócesis. Más allá de lo económico, lo que preocupa y principalmente molesta a los curas de Cádiz es su forma de actuar, ya que según ellos, desprecia a los curas mayores y no asiste a los funerales de los curas de esta comunidad, evidenciando su lado poco «humano» y «espiritual».En las cartas enviadas al Vaticano (Roma), los curas hacen un énfasis especial a los cuantiosos sueldos que ganan los amigos y trabajadores del «Obispo señorito», obtenidos de la recaudación monetaria y las operaciones inmobiliarias que están a su cargo. Por último cabe destacar como un símbolo más de la actitud materialista y poco solidaria del purpurado gaditano que parte de las propiedades del obispado están siendo adquiridas por fundaciones privadas del propio obispado. 

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