Escrito por Manuel Hernández Peinado, delegado de ideas y programas PSOE de Ceuta.
La reforma laboral es injusta porque supone un retroceso en los derechos de los trabajadores, además de ser ineficaz para ayudar al empleo ya que lo único que propicia es despido. Se trata de una contrarreforma histórica del mercado de trabajo. Y es una contrarreforma porque pretende que el despido sea la opción más accesible para que las empresas mejoren su competitividad, y porque anula la capacidad de negociación de los sindicatos para defender los derechos de los trabajadores, además de implicar un retraso de los derechos de éstos.El PSOE rechaza esta reforma por varios motivos:Considera el despido como el recurso más fácil para incrementar la competitividad, proponiendo un modelo productivo de bajos salarios en lugar de favorecer la alta productividad.Propiciará un aumento de la tasa de paro, rebajando notablemente las condiciones laborales y salariales de los trabajadores, con la correspondiente incidencia negativa en el consumo privado y la recuperación económica.Desvirtúa la negociación colectiva, que dejará de ser negociación, para ser imposición, y dejará de ser colectiva, para ser unilateral.No ha habido un acuerdo con los sindicatos, lo que puede generar un elemento de confrontación social que agravará la situación de nuestra economía.No va a solucionar el problema de la dualidad en el mercado de trabajo, además de no simplificar el régimen de contratos, al contrario habrá uno más.Se trata de una contrarreforma que traerá más paro. En un momento de recesión, como el que atraviesa España actualmente, una reforma laboral como esta solo sirve para facilitar y abaratar el despido, para facilitar más la destrucción de puestos de trabajo, pero no para incentivar la contratación.Es necesaria una agenda de reformas para impulsar el crecimiento, no solo se debe actuar con una agenda de doble ajuste. Ajuste presupuestario, mediante ajuste en las rentas de trabajo a través de subida del IRPF, y ajuste de los derechos de los trabajadores. Ello arrastra la economía a un círculo vicioso, menos empleo, menos salarios, menos consumo, menos crecimiento, menos empleo…El retroceso de los derechos de los trabajadores se ve plasmado en la generalización del abaratamiento del despido a 20 días, porque se vincula a una situación habitual en el ciclo recesivo de la economía, como es la caída durante tres trimestres de los ingresos, independientemente de que los beneficios aumenten. También se abre la puerta a una rebaja general de los sueldos sin necesidad de acuerdo. Y, además, se crea un nuevo contrato con bonificaciones que permite el despido libre y gratuito durante el primer año. Se abre el camino de los despidos colectivos en el sector público. Esta reforma afecta a un millón de empleados púbicos, ya que no solo afecta a quienes trabajan en las empresas públicas, sino también al personal laboral contratado directamente por los ayuntamientos, las comunidades autónomas o los propios ministerios, obedeciendo a la concurrencia de insuficiencia presupuestaria sobrevenida y persistente para la financiación de los servicios públicos correspondientes. Por tanto, no serán criterios de eficiencia, ni de utilidad pública los que delimitarán los despidos en la administración, tan solo será la voluntad discrecional de la administración que ostente la potestad de asignar recursos presupuestarios.Se anula la capacidad de negociación de los sindicatos para defender los derechos de los trabajadores, mediante la supresión de la autorización por parte de la autoridad laboral de los expedientes de regulación de empleo (ERE), asumiendo un riesgo añadido de judicialización de las relaciones laborales. A partir de ahora, el empresario puede plantear un despido colectivo de 20 días por año con un máximo de 12 mensualidades; si los trabajadores no están de acuerdo se recurrirá al juez, que en todo caso se limitará a verificar si se cumplen los requisitos exigidos por el despido objetivo (la disminución del nivel de ingresos o ventas durante tres trimestres seguidos).Por último, hay que señalar que los sindicatos se han enterado de la reforma por la prensa, y una gran reforma laboral precisa del pacto de los agentes sociales para ser garantía de éxito.