Noticia comentada
UGT-FICA solicita apoyo para garantizar la continuidad de la conservera en Tarifa
Un lector habitual nos deja su comentario a modo de historia que no dejará indiferente a nadie. Siempre GRACIAS.
«Hace algo hablé con uno de los antiguos de Tarifa, me dijo que cuando él era joven en Tarifa había varias conserveras que daban mucho trabajo y riqueza a la zona, le dije que ahora sólo quedaba una y que parecía como si la quisieran cerrar a la luz de las informaciones que llegaban. Esa persona me dijo que hace años era impensable que uno de Tarifa no encontrase trabajo u oficio, pero que ahora por ejemplo su nieto, ni encontraba trabajo en su ciudad con su mujer e hijo, y mucho menos casa porque los precios eran muy caros. Le dije que ahora el turismo era lo que mandaba, que aunque era bueno tal y como se proyectaba como en toda España, sólo daba empleo tres meses al año y el resto todos eran “fijos discontinuos”, al preguntarme que qué era eso le dije que eran personas sin trabajo de toda la vida pero con otro nombre. Sorprendido por todo esa persona me miró y me dijo que no se explicaba como en su Tarifa ahora pasaban esas cosas y que parecía que a la gente le daba todo igual, me repitió que antes había ganadería, las conserveras mencionadas e incluso un hospital y ahora parecía que en Tarifa sólo había turistas en verano y en invierno nada, se acordó de las calles llenas de críos, de la gente por la noche en las puertas de las casas hablando con sus vecinos y que esa porquería que era la droga ni se conocía, que había seguridad y ahora sólo escuchaba por la noche los gritos de las juergas y alguna pelea de vez en cuando. Le dije que no todo el paso del tiempo trae progreso a una zona, que parecía que a los políticos les daba todo igual, conservera, precio de la vivienda, paro, que ellos se buscaban alguna historia que contarles a la gente para que les votasen, y que luego pasaba el tiempo, pasaban ellos, pero la herencia más mala que buena que iban dejando en Tarifa, para los tarifeños se quedaba.»
4 comentarios
Muy cierto este comentario,la verdadera riqueza de un pueblo son sus orígenes,su historia ,sus vivencias,con el paso de los años han querido aislar todo lo que estorbaba entre comillas,las conservas en tarifa ha sido siempre nuestro sello,en cambio ahora vale más u ferri ,que una conservera ,me explico
Me parece un relato bastante edulcorado de cómo era Tarifa en la memoria de ese señor. Miseria, discriminación, condiciones laborales indignas, caciquismo… también había. Y el palo que dio la heroína en Tarifa en los 70 y 80, ¿se ha olvidado?
Tarifa tiene problemas que solucionar, pero la vía para esa solución no está en el pasado.
Yo me crié entre olores del pescado cocido en nuestras fábricas de conservas que impregnaban la ropa de trabajo de mi madre criado con olor del sobrante del desecho de las caballas,toninos, melvas canuteras y demás cuando aún no había tanto avances ni tecnologías cuando las latas se marcaban a mano para ponerles fecha de envasado y caducidad cuando las mujeres montaba caja por caja de cartón a mano donde se almacenaban las latas que se limpiaban una a una a mano con trapos formados por hilos gordos, descargas de cajas de maderas donde las traeñas tradicionales ya perdidas estibaban las caballas que se vendían en el puerto de Tarifa o traídas de fuera como otras especies y que se descabezaban manualmente antes de pasar a su cocción en fin tuve el prebilegio de nacer en una familia vinculada al mar y tener una que durante más de treinta años se júbilo siendo encargada y maestra de la fábrica de conservera de los hermanos Pérez la Tarifeña
Yo me crié entre olores del pescado cocido en nuestras fábricas de conservas que impregnaban la ropa de trabajo de mi madre criado con olor del sobrante del desecho de las caballas,toninos, melvas canuteras y demás cuando aún no había tanto avances ni tecnologías cuando las latas se marcaban a mano para ponerles fecha de envasado y caducidad cuando las mujeres montaba caja por caja de cartón a mano donde se almacenaban las latas que se limpiaban una a una a mano con trapos formados por hilos gordos, descargas de cajas de maderas donde las traeñas tradicionales ya perdidas estibaban las caballas que se vendían en el puerto de Tarifa o traídas de fuera como otras especies y que se descabezaban manualmente antes de pasar a su cocción en fin tuve el prebilegio de nacer en una familia vinculada al mar y tener una madre que durante más de treinta años se júbilo siendo encargada y maestra de la fábrica de conservera de los hermanos Pérez la Tarifeña