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En nuestra sección de hoy, queremos recordar a un mozo de equipajes, un butanero, un galán y actor de cine… aquel espigado y locuelo chiquillo, que fue creciendo entre las miserias y el hambre de la posguerra, al calor de su tía Petra, y entre sus particulares y cómicos partes de guerra copiados del No-Do… Siempre con la mano izquierda en su bolsillo, y la derecha ocupada con su cigarro, iba trazando vertiginosas curvas, tan veloz como el fuerte viento… Juanito era famoso por ser extremadamente delgado, con una prominente chepa, de aspecto “moruno”, mellas en sus dientes, y sobre todo, por su manera de moverse.
Tanto, que la gente al verlo pasar tumbando como un piloto de motos de carreras, siempre decían “este hombre se mata algún día de éstos”…
Pues bien… Hoy presentamos a Don Juan García Muñoz… Juanito “el de Tarifa”… Juanito “el bicicletas”… Juanito “el tonto” para muchos, pero que de tonto, no tenía nada…
Supo navegar entre los mares de la pobreza y las adversidades de manera tan inteligente, que hasta llegó a formar parte de una película de la época, junto al gran Alfredo Landa, y dirigida por Manolo Summers…
Éste último, conoció a nuestro Juanito mientras hacía la mili en la isla, y una vez consolidado como director de cine nacional, supo ver en nuestro protagonista de hoy, las cualidades graciosas, y su gran desparpajo…
Así rodaron, “La niña de luto”…
Juanito fue ganando terreno dentro de la popularidad de nuestro pueblo…
Los tarifeños no podían creer que Juanito, (su tonto), había hecho una película… no salían de su asombro al verlo allí, entre los actores importantes de la época. Todos lo buscaban al salir del cine Principal de la Alameda tras ver el largometraje…
Entonces Juanito, a la misma velocidad que siempre, con la chaqueta blanca que lucía en la película, presumía ante aquellos hombres y mujeres, que con la boca abierta, lo miraban entre incrédulos y envidiosos.
Concedía cientos de entrevistas a todo aquel que quisiese pasar un rato divertido a su costa… repetía el guión y contaba anécdotas más o menos reales del rodaje y pos rodaje.
Contaba que durante el mismo, le atropelló un coche, lo llevaron al hospital, lo curaron y le dieron un bocadillo… Por la película le dieron tres mil pesetas y el traje…
Pero, como siempre, la vida no es justa con los mejores corazones… y así, el dinero no fue suficiente para arreglarse la boca, porque tenía que mantener a su madre, la cual estuvo muchos años enferma, y ambos sobrevivían con su salario de buscavidas… Se ganaba unas pesetillas acarreando bultos, bombonas y demás mandados de quien le quisiera pagar.
Al final de sus días, ya apenas le quedaban un par de dientes por mandíbula, su velocidad se había normalizado, y solo la exhibía ante la petición de alguien (en el fondo admirador), que buscaba unas risas.
Arrastraba su chepa con tristeza y reafirmaba la injusticia de la soledad…
Juanito fue durante casi un siglo de vida, un vecino cordial, personaje popular y ante todo, un buen hombre que nunca hizo mal a nadie, y contribuyó con su desparpajo y buen hacer a sacar una sonrisa entre sus conciudadanos.
Juan García Muñoz pasó sus últimos días en el asilo de San José, donde poco más de un mes antes de su fallecimiento, un 24 de mayo de 2009, recién cumplidos los 82 años, y a instancias de una iniciativa nacida de Carlos Romero, el Consistorio le brindara un reconocimiento público como Personaje Popular. El entonces alcalde, Miguel Manella, entregaba a un emocionado Juanito, un retrato realizado por el fotógrafo, Manuel Rojas, en el que el singular y querido personaje, trazaba una de sus peculiares curvas de sus andares quijotescos.
Hoy nuestro recuerdo, va para ti… Juanito…