El yihadista de Algeciras se sentía «un elegido» y aseguró que el asesinato del sacristán le abrió «el paraíso»

Se definía como «un soldado de Dios» que actuaba de manera «independiente» y negó que le hubiesen «adoctrinado»

Yassine Kanjaa, el presunto yihadista que el pasado enero protagonizó un ataque en Algeciras que se saldó con la muerte de un sacristán y con varios heridos, aseguró ante los agentes que se sentía «un elegido« de Alá y que el asesinato del religioso le abrió »las puertas del paraíso«.

Así se desprende de la declaración de Kanjaa ante los agentes de la Policía Nacional tres días después de los hechos y que se encuentra incluida en el sumario de la causa, al que ha tenido acceso Europa Press.

Kanjaa, que sostuvo que nadie le había «adoctrinado», aseguró que «tres o cuatro días» antes del atentado sintió «algo raro» en su interior. En concreto, y tras visualizar los ritos practicados por los cristianos, sintió que «tenían un pacto con Satanás».

El presunto yihadista se definió como un «soldado de Dios por la causa del Islam», pero actuando «de manera independiente». Si se decidió a pasar a la acción, indicó, fue porque sintió «una fuerza divina» en su interior.

En esos días previos al ataque, Kanjaa «discutió con un marroquí-español« que frecuentaba una iglesia local »por ser converso y no practicar la auténtica religión: el islam«. Tras discutir con ese hombre le agredió »con la intención de matarle«.

Revelación divina
Después de que le echasen de la Iglesia el presunto yihadista «se sentía tan mal hacia la práctica religiosa en esa iglesia que sintió una revelación divina que le decía que debía actuar contra los ritos» que allí se practicaban.

Fue entonces cuando Kanjaa decidió volver con un machete con una única intención: «Tenía que matar a todos los sacerdotes que se encontraban en la iglesia».

Tras acudir a la primera iglesia, Kanjaa se encontró con un cura que «tenía un libro abierto mientras daba misa». Allí, y «sin tener ninguna misericordia hacia él porque tenía su corazón odioso le asestó un golpe en el cuello con la intención de quitarle la vida«.

El hombre atacado resultó ser el cura Antonio Rodríguez Lucena, que tuvo que ser ingresado a consecuencia de las heridas, pero que se recuperó favorablemente de las mismas.

Instantes después, Kanjaa acudió a una segunda iglesia y terminó con la vida del sacristán, que «intentó defenderse con una silla». Su intención, confesó ante los agentes, «era cortarle el cuello y matarle para acabar con su maldad».

Un atentado que decidió sobre la marcha
La intención de este ataque, en sus propias palabras, era «liberar a los feligreses del mensaje de los sacerdotes». Sin embargo, ese atentado habría sido decidido «sobre la marcha«, ya que Kanjaa »no lo tenía planificado con antelación«.

En ese momento los agentes preguntaron al presunto yihadista si creía que estaba justificado impartir ese «castigo». Kanjaa sostuvo entonces que era el momento de actuar ante la supuesta llegada del «fin del mundo».

En este contexto, el acusado defendió que con el asesinato del sacristán consiguió abrir «las puertas del paraíso para él y para todo aquel« que le siguiera.

En su declaración, Kanjaa también fue interpelado acerca de las organizaciones terroristas Al Qaeda y Estado Islámico. Pese a conocerlas, reconoció que no representaban «su ideario ideológico» porque las mismas «matan a musulmanes».

Horas previas
En otro atestado, firmado a 29 de enero y al que ha tenido acceso esta agencia de noticias, los investigadores de la Comisaría General de Información y la Brigada Local de Información de Algeciras aseguran que «ya en los días previos a la comisión de la acción terrorista, Kanjaa estaba mostrando patrones de conducta alterados, propios de mentalidad de las personas radicalizadas en la religión islámica y que por ello, personas cercanas a él tratan de reconvenirle y que cambie su conducta«.

Los agentes destacan que entre la información recabada de su teléfono móvil tras el registro realizado en su domicilio consta un audio de WhatsApp enviado el 24 de enero en el que Kanjaa se dirige a una de sus tías y le insiste en que debe rezar más de lo habitual.

«Esto es especialmente llamativo si se tiene en cuenta además la fecha en que fue remitido el audio, tan solo un día antes de la comisión del atentado. Da la sensación de que Kanjaa, ya en ese momento, empezaba a plantearse la posible comisión de una acción violenta, y por ello, pide a sus familiares que recen ‘mas de lo habitual’«, subrayan los investigadores.

Al hilo, hacen referencia a otro mensaje de audio en el que Kanjaa destaca la importancia de declarar la «unicidad de Dios» antes de morir. Para los agentes, este es «un indicio más» de que el joven «ya tenía en mente la ejecución de una acción violenta en nombre de Alá».

A su vez consta otro audio, de 23 de enero, en el que puede «verse reflejada nuevamente la radicalidad religiosa del investigado«. »Dice vivir rodeado por los ‘malignos’, en clara referencia a los cristianos, religión mayoritaria en España, a quienes desea ‘que Dios les castigue con un gusano y que les coma el estómago’«, señalan los agentes al considerar que se trata de »una muestra más del odio« que el joven siente »hacia la religión católica«.

En el marco del informe figura otro audio de Whatsapp, esta vez de 21 de enero, que habría sido enviada por alguien «que pudiera ser el padre de Yassin» y que se muestra «preocupado por la actitud de su hijo en lo religioso«. »Aquí estamos Yassin, ¿Qué tal? No metas en tu cabeza esas… El Corán y eso hay que rezar y obedecer a Dios pero decirlo a la gente no, cada uno tiene que rezar por sí mismo ¿Me entiendes?, Estamos en el fin del mundo hijo«, recoge la transcripción.

Según el atestado, al joven le incautaron en su habitación múltiple documentación, incluida una «hoja de papel manuscrita con diversas anotaciones en el que se expresa lo que parecen ser unas fórmulas químicas»; un ejemplar del Corán; un pasaporte de Marruecos con diversos sellos de entrada y salida en Ceuta; y un documento de identificación expedido por Instituciones Penitencias a nombre de un hermano de Kanjaa; así como una carta de identidad marroquí.

En el informe policial también consta que se halló en su habitación «una funda de tela para almacenar y portar un arma blanca tipo machete, de color negro y blanco, rota y deshilachada». «Por su forma y tamaño es altamente probable que se trata de la funda del machete con el cual Kanjaa habría acabado con la vida del sacristán y cometido la acción terrorista«.

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