El techo de la biblioteca pública lleva tiempo que se cae a trozos ante la impasividad del Ayuntamiento que se diluye en burocracia y presupuestos. Las cosas urgentes deben atenderse como lo que son y no dejarlas en el cajón del debe. El lector ya se está convirtiendo en una especie en extinción y en nuestra ciudad, además, se convierte en deporte de riesgo.
Con esta situación, se pierden lectores, estudiantes que buscan refugio para estudiar, libros y a esos padres que intentan inculcar el amor por la lectura a los niños, se les complica aun más el empeño.
Ayer, tres madres asiduas a la biblioteca municipal, se quejaban de la situación de inseguridad, frío y abandono del edificio y de las instalaciones en general. La cultura está también en los libros y hay que protegerla, ya que nos cuenta de donde venimos y eso nos hará saber a donde vamos.
Un comentario
Viene haciendo aguas desde hace 3 años.