Pasear por Los Lances es a veces desgarrador, da igual lo que se limpie si la marea arrastra suciedad a nuestras orillas, el cambio debe estar en la mentalidad de todos, no en la capacidad de limpieza porque la labor es inabarcable. Antes la marea traía tesoros a la orilla, ahora plásticos y suciedad, ¿hacemos algo? ¿les dejamos un lugar digno a nuestros hijos? ¿Por qué no son permanentes las campañas de concienciación? ¿no nos damos cuenta de que cambiar la mentalidad es la única posibilidad?
Podría inundar a argumentos, reproches e improperios este espacio, pero te invito a un minuto de silencio y reflexionar, a casi duelo, a no mirar al vecino sino a tu conciencia y capacidad de no mirar a otro lado, de asumir que es nuestra labor.
Silencio, quédate a solas con tu cabeza y la próxima vez que pasees por los Lances lleva una bolsa para recoger «cositas» y que te vean otros paseantes, la imitación es concienciación, es poco , pero es un mundo y como dijo Aristóteles, «empezar es más de la mitad del todo», empecemos…nos vemos en la playa.