Bajo el lema “Tarifa para vivir”, vecinos y vecinas de todas las edades recorrieron ayer algunos de los espacios más emblemáticos y a la vez más olvidados de la localidad. La marcha, que congregó a familias, jóvenes, mayores y colectivos sociales, puso el foco en las heridas visibles del patrimonio y los servicios públicos del municipio.
El itinerario incluyó paradas simbólicas en lugares que reflejan el abandono de lo común: el Castillo sin uso, la piscina municipal cerrada, un parque infantil vallado, las pistas de tenis y de fútbol deterioradas, el tubo arco que vierte aguas al mar y las escuelas públicas que reclaman mayor atención.
Más que una protesta, fue un recorrido emotivo y reivindicativo que quiso recordar que los espacios públicos son de todos y para todos. El acto, organizado de manera conjunta con asociaciones y colectivos afectados, buscó reforzar la idea de que la unión vecinal es la verdadera herramienta de transformación.
La marcha concluyó en el mirador del skatepark del Paseo Marítimo, donde se compartieron reflexiones y agradecimientos. “Demostramos que Tarifa se activa”, subrayaron los organizadores, insistiendo en que el objetivo es lograr un mayor cuidado y puesta en valor de las instalaciones y servicios públicos de la ciudad.