En mitad del miedo, el humo y la tensión provocados por el incendio forestal declarado este jueves en la pedanía tarifeña de Facinas, una imagen se repetía entre los caminos rurales: tractores en marcha, manejados por manos curtidas por el campo, abriendo cortafuegos y colaborando codo a codo con los equipos de emergencia. Fueron los agricultores locales quienes, sin pensarlo dos veces, se convirtieron en aliados imprescindibles en la lucha contra las llamas.
El fuerte viento de levante, con rachas de hasta 70 km/h, complicó desde el primer momento las tareas de extinción. A pesar de ello, gracias al esfuerzo conjunto de los efectivos del Plan Infoca y la colaboración ciudadana —especialmente del sector agrícola— el incendio pudo ser estabilizado pasada la medianoche.
La Agencia de Emergencias de Andalucía (EMA) no ha tardado en reconocer públicamente la implicación de estos trabajadores del campo, que pusieron sus propios medios —tractores y maquinaria agrícola— al servicio de la emergencia. Gracias a ellos, se agilizó la creación de barreras naturales y cortafuegos, clave para frenar el avance del incendio en una zona con gran carga de pasto seco y monte bajo.
El alcalde de Tarifa también ha querido agradecer la rápida respuesta del sector agrícola: “Cuando más falta hacía, ahí estaban. La ayuda de los agricultores ha sido decisiva. Son un ejemplo de compromiso con la tierra y con su gente”.
El fuego, que obligó al desalojo preventivo de un geriátrico en Tarifa, puso a prueba una vez más el valor de la solidaridad rural. Unos 40 mayores pasaron la noche en el polideportivo municipal, mientras que otros fueron trasladados a hospitales o atendidos por sus familias.
Hoy, con el incendio ya estabilizado y los medios terrestres aún trabajando sobre el terreno, Facinas respira aliviada. Pero también orgullosa. Orgullosa de su gente, de sus agricultores, de esos hombres y mujeres que, con su conocimiento del terreno y su entrega desinteresada, han demostrado que el campo no solo alimenta: también protege.